Cómo influye la salud mental en la ideología de los gobernantes

Manuel Vilapriño, reconocido psiquiatra mendocino, explica su visión al respecto. En un diálogo con Memo sobre la temática, deja una serie de interesantes conceptos respecto a cómo la personalidad influye en la política.

Al momento de elegir a nuestros gobernantes hay distintos factores que, la mayoría de los ciudadanos, ponemos en la balanza. Pero hay un aspecto que si bien quizá lo tenemos en cuenta, es complejo por sus propias características y es interesante (y sugestivo) para indagar al respecto: la salud mental.

Así es que para conocer cómo influye la salud mental en cada persona y específicamente en aquellas que están encargadas de conducir los destinos de una provincia o un país, la consulta de Memo fue al doctor Manuel Vilapriño. El Presidente de la Asociación de Psiquiatras Argentinos dejó, a través de una charla, interesantes conceptos para reflexionar en profundidad.

Partiendo de la idea plasmada en la columna del domingo pasado, enfocada en el peligro que puede significar que existan dirigentes políticos con patologías mentales que no han sido tratadas y puedan, desde ese lugar, gobernar y volcarlo en la sociedad, surge justamente el primer interrogante para trasladarle a Vilapriño.

-¿Los políticos con patologías psiquiátricas sin resolver, catalizan sus problemas a través de distintos sectores de la población?

-Todo es política en nuestro día a día, hasta nuestra interacción desde el punto de vista social, laboral. Pero cuando uno ingresa en el campo de la política partidaria, ya empezamos a hablar de otra cosa porque implica que la persona deba tener toda una serie de capacidades y habilidades para poder adaptarse a ese mundo.

Así, a medida que se van escalando niveles y posiciones (en el ambiente político) esa adaptabilidad tiene que ser mayor. Con adaptabilidad me refiero a determinadas cuestiones que para el ciudadano de a pie no son comunes ni aceptables quizá.

Es el hecho de poder aceptar, de una alguna manera, el revés con alguien que era compañero de partido o que un determinado proyecto por el que se luchó mucho, no se pueda conseguir. Hay muchos ejemplos que nos dan cuenta de que la capacidad que tiene un político en relación a esa adaptabilidad, excede lo que la gran mayoría podría permitirse.

-¿Cómo se explica eso?

-Esto tiene que ver con los aspectos de la personalidad de cada uno. Siempre digo que es muy difícil que un político llegue muy alto en su carrera si no tiene determinadas características en su forma de ser (personalidad), que viene de la mano de la genética y fundamentalmente de todos los factores psicológicos, sociales, ambientales, que van moldeando nuestra forma de ser.

Dentro de esa dimensión, desde lo que se estudia en salud mental, están los trastornos de personalidad, que son rasgos disfuncionales que tiene la persona y que comprometen su funcionamiento en todas las áreas de su vida.

En la política, no es que necesariamente hablemos de trastornos de la personalidad. Son rasgos que todos tenemos y los mencionados anteriormente son los que predominan en la clase política y los hace seres adaptativos a ese ámbito. Claro que no todos son iguales pero sí deben conjugarse una serie de características como buena autoestima, capacidad de tolerar la frustración, flexibilidad en general, mayor aceptación del otro y una mirada desdramatizada del entorno.

En resumidas cuentas, considero que no se puede llegar a las altas esferas de la política sin estas características específicas. Porque mientras más alto es el cargo, más situaciones de conflicto deberá enfrentar ese funcionario público y allí la toma de decisiones y la mirada del otro entra cada vez más en juego.

Es decir, ¿nos permitiríamos todos funcionar como funciona por ejemplo Vladimir Putín (presidente ruso)?. La gran mayoría no se lo permitiría.

El rol de la sociedad

-¿Cuál es el rol social en este sentido?

-Muchas veces la sociedad elije gente que está ligada a actos de corrupción o funcionamientos antiéticos. Y los políticos no surgen de la nada, surgen de una sociedad que es así. Lo que sí es diferente es que las características de la personalidad que detallé anteriormente, los llevan a poder desempeñarse en un escenario donde lo que buscan es ser adaptativos y asertivos. Y allí ocurren estos fenómenos de personas públicas que, de alguna manera, representan esas características de personalidad que tienen distintos sectores de la misma población.

-Esto de alguna forma explica, entonces, el motivo por cual por ejemplo Cristina Fernández (PJ) y Alfredo Cornejo (UCR) siendo de partidos opositores tienen características de personalidad parecidas...

-Claro, y podemos encontrarlo en muchos casos. Lejos de estigmatizar, pienso que mientras más alto querés llegar, más alta tiene que ser tu autoestima. Eso le permitirá a la persona en cuestión, tolerar más la frustración. Mientras más arriba estás, mayor es la necesidad que tenés de ser valorado y apoyado por los demás. Lo cual te brinda comodidad en esos escenarios de tanta exposición.

-¿Existe la llamada "enfermedad de poder"?

-No sé si existe como tal, sí existe todo lo que tiene que ver con la enfermedad del ego, del "Yo". Pero existe más allá de la política, está en todas las áreas porque es intrínseco al ser humano.

-La diferencia, quizá, es el alcance que tiene un acto de ira, por ejemplo, que pueda cometer un vecino de barrio discutiendo con otro y lo que puede pasar si la ira y el descontrol provienen de un funcionario público. Imagino esos distintos escenarios en cuanto al poder que tiene cada uno y los límites que, necesariamente, se requieren...

-Claro, la diferencia es enorme. Y por eso que es tan importante el rol de la sociedad al momento de elegir a los gobernantes. Si alguien funciona de una manera antiética o disruptiva en relación a tus valores y principios o de lo que vos harías, ¿lo tendrías que votar?. Yo digo que no, pero es lo que yo pienso. Hay que gente que dice una cosa y después otra, que adapta todo a su conveniencia, que traiciona, que se corre de los paradigmas que tienen que ver con la ética y el respeto por el otro, con la empatía, e igual son votados.

-¿Se puede decir que la salud mental tiene ideología, influye el bagaje previo, la personalidad que usted explica, en cómo se desempeñará políticamente alguien?

-Influye justamente en relación a la forma de ser (personalidad), todo lo que tiene que ver con experiencias de niñez y adolescencia tiene que ver. En ese período, sobre todo el de la infancia, el sistema es muy plástico y, a la vez, más vulnerable. Esa vulnerabilidad hace que se generen "huellas" que se van plasmando en la forma de ser. Eso viene de la mano de todo lo que la persona incorpora de su entorno en la vida. Y esto, más allá de la ideología, influye en la toma de decisiones de cada persona. Y la forma en la que cada uno vive también va a ser determinante en este sentido. Pero cada historia de vida es diferente y cada persona tiene sus propias características, no es posible hacer generalizaciones en este sentido.

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