De la "guerra de guerrillas" política mendocina a la tregua reconstructora de los puentes

Se da una situación paralela en ambas fuerzas políticas de Mendoza: gente que quiere avanzar a pesar de las adversidades, y gente que no, que prefiere dinamitar los caminos para profundizar las diferencias y condicionar al electorado, más pensando en el año que viene que en la crisis que se está viviendo.

Periodista y escritor, autor de una docena de libros de ensayo y literatura. En Twitter: @ConteGabriel

No hay nada más fácil en la política, cuando se la sabe pequeña y doméstica, que pelearse. Es muy sencillo: basta con desacreditar al adversario y basta para ello contar con un puñado de "bombas de racimo" de frases, un par de granadas de reclamos de imposible satisfacción y humo, mucho humo, tanto virtual, de palabras resonantes, como real: si se quema algo por ahí que llame la atención, suficiente para que se vea a los promotores de ese pequeño despelote como actores de la política.

Lo difícil siempre ha sido mostrar a los protagonistas "a lo grande". sentados juntos, tomando decisiones, cediendo en algo para alargar un poco más las posibilidades del conjunto y que no se agoten en una fecha electoral.

Lo primero está a mano, sucede y motoriza a los lúmpenes de la política todo el tiempo. Unas veces con el guiño de los dirigentes más importantes y otros, yéndoseles de las manos.

Lo segundo, la "gran política", aunque presente a veces se exhibe y otras no.

Hay en los dos principales grupos políticos de Mendoza de los dos tipos de acciones y promotores de esos tipos de hechos, y aunque en los últimos días cobró un protagonismo inédito la tensión, no le sirve a nadie, en el fondo, porque de la degradación de la consideración política no se salva nadie. 

Hay encuestas circulando en los dos frentes locales, el opositor y el gobernante y en los resultados de ambas (que no han sido oficializados, pero que circulan de teléfono en teléfono) se nota el impacto de las esquirlas de esta "guerra de guerrillas" en los constructores de los puentes de diálogo que pretenden, en serio y más allá de la berretada de mostrarse o querer verlos enfrentados, dispuestos a acciones positivas.

Así pasó con el anuncio del Plan "Mendoza Activa" que hizo el gobernador Rodolfo Suarez junto a su gabinete económico. No es que la oposición saliera a aplaudirlo, pero al menos comprendió que si se hace un esfuerzo y es por los sectores que están quedando atrapados en las pinzas de la situación económica prepandemia agravada por la incidencia de la cuarentena en sí misma, no había que demoler con críticas.

Temple, un bien escaso

Se sabe que ante toda dificultad la cualidad más valorada y que muchas veces menos se consigue es el temple, la capacidad de mantener la cabeza fría y controlados los nervios, sin arrebatarse pero tampoco "abatatarse", a la hora de atravesar las dificultades. 

De tal modo, que mientras la militancia muchas veces pretendió empujar al gobernador Suarez hacia el barro, y hasta se intentó criticar su presunta "falta de sangre" para responder a la artillería verbal que llegaba desde las redes o los fuegos artificales del lumpenaje gritón y amenazante, su silencio oportuno y selectivo resultó un dato del que vale la pena tomar nota.

Suarez no se ha manifestado públicamente en contra del presidente Alberto Fernández, ni agitado las aguas en su contra. Tampoco ha tomado las piedras que le han tirado para devolverlas y todo indica que no se trata de una parsimonia absurda, como algunos propios "carapintadas" podrían endilgarle, sino justamente de una capacidad de asumir las circunstancias con otro ánimo y en condiciones diferentes a las que están a mano de la política hoy.

Así, apuesta a la constitución del Consejo Económico, Ambiental y Social para llevar debates a fondo, como caja de resonancia de los más diversos sectores con vocación de construir y no de demoler.

Y en medio de una situación compleja en lo económico, lo financiero y lo político, aspira a conseguir en lo social la fuerza y el espíritu necesario para emprender los desafíos que lanzó y en los que no ha podido avanzar, como son la búsqueda de nuevas alternativas de generación de riquezas, la modificación del gasto político y hasta la supresión del período intermedio de elecciones.

En Casa de Gobierno, y lejos de lo que las militancias de uno y otro lado quieren o tienen capacidad de ver, valoran, por ejemplo, las gestiones de Anabel Fernández Sagasti que aunque no pueda disipar el humo de algunos integrantes de su fuerza política, al menos no ha dejado -señalan- de ponerle refuerzos a los puentes que llevan al gobierno provincial en un camino de ida y vuelta con el nacional.

Son formas diferentes de afrontar el estado de cosas que se viven hacia adentro de los dos grandes grupos políticos que se han vuelto, al menos en Mendoza, más "movimientos" que partidos.

Tanto el peronismo como el radicalismo conviven con una cantidad de satélites diversos y sufren tensiones hacia adentro que tampoco intentan morigerar, porque, en definitiva, les dan energía política para seguir orbitando electoralmente.

Sin embargo, "a la hora de los bifes", la sociedad, la ciudadanía, valora las respuestas concretas y quienes están en condiciones de otorgarlas son quienes están en puestos de decisión. Hacia ellos miran con la esperanza de encontrarlas y lo demás, es solo ruido de fondo.

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¿Es Cristina Kirchner la única líder que tiene el peronismo, todavía?