En primera persona, uno de los puesteros de El Azufre cuenta qué pasa

Martín Policante, integrante de una de las dos familias de puesteros registrados en la zona de El Azufre, respondió a quienes desde la política han pretendido "meter la cuchara" al acuerdo que firmaron con los desarrolladores turísticos. Este es su posteo textual en Facebook.

En medio de la politización del desarrollo de la zona conocida como El Azufre, uno de los integrantes de las dos familias de puesteros registradas oficialmente y que llegó a un acuerdo con los desarrolladores, Martín Policante, contó su versión de los hechos en Facebook.

Textual, su posteo:

Soy Martín Policante, nací en Malargüe hace 39 años. Estoy casado con Silvia con quien tenemos dos hijos: Juan Martín de 15 y Guadalupe Lucía de 9. Crecimos en el campo junto a nuestros padres. Mi viejo me llevó por primera vez a la cordillera a caballo cuando tenía 11 años, desde aquel día he subido a El Azufre casi todos los veranos de mi vida. Soy el tercero de tres hermanos y el único que se ha dedicado de lleno a la cría de ganado. 

Mi padre partió hace siete años y de él heredé el amor por la montaña y por la crianza de animales. Mi abuelo paterno abrazó el oficio de criancero en Cañada Colorada, a unos pocos kilómetros de la ciudad de Malargüe y en épocas en las cuales la actividad de campo para nosotros, nacidos en estos lugares era casi un compromiso familiar. Pienso también, y me emociono al hacerlo, en mi abuela Carlina Verdugo a quien no conocí pero que fue criada por la familia Salomón en la estancia El Chacay y también creció amando el campo. 

Entre 1983 y 1985 mi padre comenzó con las veranadas en alta montaña, andando a caballo kilómetros en tierras inhóspitas, sin caminos ni ningún tipo de comunicación. Él era un campero humilde que fue creciendo con mucho esfuerzo y logró adquirir algunas tierras. 

La veranada para quienes no conocen es el lugar de pastaje donde se lleva a los animales en tiempo de primavera para que engorden. Son llevados a arreo y en los últimos años, si el tiempo y los caminos lo permiten, con camiones jaula. Estoy muy molesto por el ruido que se ha generado alrededor de El Azufre, entiendo que se ha armado una movida política porque nadie se ha preocupado por décadas por los títulos de la gente sino más bien todo lo contrario expropiando a los que dignamente trabajamos en la zona desde hace años y ahora vienen a patalear y a querer aprovecharse. No sólo de las Termas del Azufre sino también los terrenos de la veranada. 

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Todavía me acuerdo cómo muchos quisieron hacer leña del árbol caído cuando murió mi padre robándome y buscando estafarme pero yo nunca caí... "lo que no te mata te engorda", como decimos por acá. 

Varios están queriendo aprovecharse de esta situación confusa: no son 14 familias las que poseemos derechos para hacer veranadas sobre los terrenos de El Azufre, somos dos familias: los Cabus y los Policante. Es cierto que hay otras familias que hacen veranadas más abajo pero en la zona de El Azufre sólo estamos nosotros. Tenemos un derecho de posesión de esas tierras otorgado por el gobierno de esa época a través del Registro Único de Puesteros en el que estaban registrados mi padre y mi madre. 

Nosotros hemos llegado a un acuerdo con quienes harán inversiones turísticas para que sigamos trabajando y criando animales en esas tierras. Mis hijos siguen los pasos de sus abuelos y de sus padres para continuar con la actividad de crianza de animales. Que se esté desarrollando un emprendimiento turístico significa crecimiento para nosotros porque mejorarán la comunicación, los caminos y el transporte, algo que para nosotros es fundamental y que de otra manera no lograríamos. Se han mostrado respetuosos con el medio ambiente cuidando nuestras vegas, el pasto que comen nuestros animales para cada marca y sendero que han abierto para subir. 

Nuestras veranadas comienzan en octubre (cuando la nieve da lugar al pastoreo) y finalizan en marzo, abril para evitar temporales tempranos, con lo cual no chocamos con los meses en los que funcionaría la actividad turística de alta montaña. Y es parte del acuerdo y del desarrollo que nosotros vamos a seguir subiendo a hacer nuestras veranadas. 

Tiene que quedar claro que se puede hermanar el Turismo con la actividad Ganadera, respetándonos unos a otros... estamos de la mano tirando para el mismo lado. Aún recuerdo cuando los muchachos que trabajaban en el domo instalado para hacer estudios en El Azufre asistieron a un compañero que había sufrido heridas en una caída y que sin su asistencia podría haber perdido la vida. Ese simple hecho me hace pensar que es un gran momento para crecer. 

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Creo en Dios y soy parte de una familia de fe, sabemos que se viene un desarrollo para la región que nos hará más grandes y que contribuirá al crecimiento de la región de manera sostenible, cuidando nuestras raíces y costumbres.

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