Cómo usar ChatGPT para apoyar a los docentes: lo bueno, lo malo y lo feo

El artículo y aporte de Tracy Wilichowski, analyst, Education Global Practice. junto a Cristóbal Cobo, senior Education Specialist del Banco Mundial.

ChatGPT 3.5, un chatbot de inteligencia artificial (IA), existe desde noviembre de 2022. Decir que tiene el potencial de revolucionar los sistemas educativos es quedarse corto. Actualmente, no está claro exactamente cómo ChatGPT afectará el al sector, pero lo que es seguro es que representa tanto una amenaza como un cambio en las reglas del juego. Por un lado están los escépticos, que han tratado de prohibir ChatGPT en las escuelas, y por otro los defensores, que piensan que es la solución "milagrosa" para una serie de desafíos educativos en todo el mundo.


¿Sos docente? Así te puede ayudar ChatGPT y ahorrarte horas de planificación 

Para los escépticos, que creen que este chatbot es perjudicial para el proceso de aprendizaje, es justo decir que ha alterado y continuará alterando las herramientas de aprendizaje más tradicionales que los docentes han utilizado durante décadas (por ejemplo, escribir y revisar ensayos). A continuación, surge una pregunta incómoda: con una escasez de 69 millones de docentes de primaria y secundaria en todo el mundo, ¿podría ChatGPT complementar la labor de los docentes, o incluso reemplazarlos?

El lanzamiento de ChatGPT ha evidenciado el potencial de la tecnología para mejorar e incluso sustituir algunas de las actividades y tareas desempeñadas por los seres humanos en el ámbito laboral. ¿Los docentes - considerados un determinante fundamental para el aprendizaje, el bienestar y el éxito a largo plazo de los estudiantes - serán una excepción? ¿Podría el chatbot desarrollar de forma independiente las actividades que actualmente realizan los docentes? Si es así, ¿cuáles son los riesgos asociados? ¿Cómo pueden los docentes utilizar ChatGPT para mejorar su método y/o mejorar la eficiencia de ciertas actividades?

La oportunidad: usar ChatGPT como herramienta

Aquí hay algunos ejemplos de cómo los responsables de las políticas públicas podrían incentivar a los docentes a usar ChatGPT:

  • Mejorar las clases. Un desafío importante para los docentes de los países de ingresos bajos y medianos (PIBM) es transformar sus densos currículos en clases atractivas. Los docentes pueden usar ChatGPT para traducir los objetivos de aprendizaje en planes de clases más cautivadores, obtener ideas para preparar las lecciones, así como diseñar nuevas tareas o evaluaciones. En este sentido, ChatGPT puede ayudar con la preparación y dominio de las clases, pero no con la enseñanza misma. Como tal, los docentes necesitarán competencias pedagógicas para desarrollar una clase de alta calidad.

  • Crear preguntas de evaluación. Los docentes podrían usar ChatGPT para mejorar las preguntas de evaluación y generar cuestionarios de opción múltiple. También podrían usarlo como una herramienta para fomentar las habilidades de pensamiento de orden superior, al proporcionar indicaciones para las preguntas de ensayos y las tareas prácticas. Los docentes pueden usar diferentes tipos de evaluación que podrían ayudar a los estudiantes a desarrollar el pensamiento crítico, la resolución de problemas y las habilidades de trabajo en equipo.

  • Apoyo con las barreras del idioma.Aunque sería ideal que los países se aseguraran de que los docentes enseñen en su idioma nativo, la realidad es que algunos sistemas, a pesar que la evidencia sugiere lo contrario, se están alejando de la enseñanza en el idioma local y apostando por un segundo idioma (es decir, el inglés). En estos contextos, a menudo los docentes no dominan el inglés y tienen dificultades para enseñar en un idioma que no entienden. En estos casos, el chatbot podría servir como una herramienta para mejorar el dominio del idioma de los docentes, ayudándoles a enseñar de manera más efectiva en su idioma nativo o en uno extranjero. Por ejemplo, Duolingo y GPT afirman ofrecer lecciones de idiomas altamente personalizadas, asequibles y accesibles.

  • Proporcionar apoyo adicional a los estudiantes.Los docentes podrían usar ChatGPT para estimular la curiosidad de los estudiantes y crear ideas para sus actividades. Las herramientas de IA son particularmente útiles cuando identifican la información de origen utilizada en los chats. El riesgo es que, en lugar de pedir ayuda, los estudiantes pidan al chat que complete las actividades por ellos. Además de enseñar sobre la importancia de la integridad, los docentes pueden abordar este riesgo discutiendo las limitaciones de estas herramientas (como los riesgos de privacidad, sesgo o alucinación). Finalmente, los docentes deben dirigir su atención hacia preguntas que no pueden ser respondidas por ChatGPT. Es decir, preguntas que requieren conocimientos específicos que están fuera de los datos al alcance del chatbot, como las emociones humanas o las perspectivas subjetivas.

  • Calificación de evaluaciones y trabajos.ChatGPT se puede utilizar para calificar automáticamente las pruebas de opción múltiple/de respuesta única; también puede ayudar a los docentes con la calificación basada en estándares. De esta forma, Chat GPT podría crear un conjunto sólido de datos para que los docentes analicen y diferencien mejor los niveles de aprendizaje de los estudiantes. Esto tiene posibles consecuencias no deseadas en cuanto a la baja precisión, la mala calificación o la supervisión deficiente (por ejemplo, marcar erróneamente a estudiantes por hacer trampa). Al considerar sistemas para supervisar o calificar, es fundamental tomar medidas para garantizar la equidad, la responsabilidad, la confidencialidad y la transparencia de sus algoritmos.

  • Tutor de estudiantes.Los docentes pueden usar ChatGPT para proporcionar servicios de tutoría en línea a sus alumnos. Así, los estudiantes podrían beneficiarse de un asistente de aprendizaje adaptable y "gratuito", al ajustarse a sus necesidades de aprendizaje. Esta característica es especialmente importante en contextos donde los docentes son responsables de muchos estudiantes y no tienen la capacidad para adaptar su enseñanza a las necesidades de cada aprendiz. Según Khan Academy, GPT podría guiar a los estudiantes a medida que avanzan en los cursos. Sin embargo, se trata todavía de una tecnología temprana, por lo que será importante reunir más evidencias y requerir supervisión proactiva a escala. La tutoría no supervisada corre el riesgo de afectar involuntariamente a los estudiantes, ya que ChatGPT no solo puede "inventar cosas", sino que también puede conducir a conversaciones perturbadoras.

El resultado final: 5 conclusiones para los responsables de políticas públicas

El sector educativo necesita preparar a los estudiantes para un panorama cambiante. Es poco probable que prohibir ChatGPT sea una solución productiva, ya que esta tecnología se hace cada vez más relevante. Del mismo modo, prohibir a los estudiantes el uso de internet no es práctico, ya que es una parte integral de nuestra vida cotidiana. El enfoque para los responsables de las políticas públicas debe estar en utilizar ChatGPT de la manera más efectiva posible.

ChatGPT podría representar una oportunidad en los PIBM, aunque los responsables de las políticas públicas deberán garantizar que todos los usuarios tengan acceso a infraestructura crítica y cuenten con habilidades digitales avanzadas. Como mínimo, los responsables de las políticas públicas deben adherirse a estas reglas básicas si planean incorporar ChatGPT en sus sistemas educativos.

1. Recopilar información: Los responsables de las políticas públicas primero deberán comprender si los docentes y estudiantes están usando ChatGPT y cómo lo están utilizando actualmente, antes de decidir sobre cualquier política que afecte su uso. Los docentes también deberán formar parte del proceso de toma de decisiones para determinar cómo se utilizará ChatGPT;

2. Revisar las habilidades digitales: Como mínimo, los responsables de las políticas públicas deberán asegurarse de que todos los usuarios desarrollen algún nivel de "conciencia algorítmica" para comprender los desafíos de la desinformación y otras implicaciones éticas. Por ejemplo, los docentes necesitarán capacitación específica sobre cómo entender y usar esta tecnología;

3. Promover la comprensión: En relación con el punto anterior, como parte de esta formación, los responsables de las políticas públicas deberán difundir información a todos los usuarios sobre las limitaciones de esta tecnología, incluidos los sesgos inherentes, los países e idiomas subrepresentados, etc., enfatizando la falta de evidencia disponible en cuanto a su utilidad para el aprendizaje;

4. Responsabilizar a los proveedores de tecnología: Esta tecnología está cambiando rápidamente y será difícil de regular. Aun así, los responsables de las políticas públicas deberán responsabilizar a los proveedores de esta tecnología y evaluar rápidamente cómo prevenir su uso indebido. La regulación es clave, ya que ChatGPT actualmente tiene implicaciones desconocidas en el proceso de enseñanza y aprendizaje y, por lo tanto, podría resultar ventajoso y/o perjudicial para los estudiantes.

5. Asegurarse de que los docentes continúen supervisando a los estudiantes: Por último, y posiblemente lo más importante, al usar ChatGPT, los docentes deberán participar activamente en el proceso de enseñanza y aprendizaje para garantizar que los estudiantes usen la tecnología de manera responsable y segura, sobre todo cuando involucra a niños y niñas.

Teniendo en cuenta la actual y potencial futura escasez de docentes, es probable que más de un legislador se vea tentado a reemplazar a los docentes o tutores con esta tecnología. Al igual que la tecnología preexistente, estos chatbots tienen el potencial de ser utilizados como una herramienta para apoyar a los docentes, pero los responsables de las políticas públicas tienen que proceder con precaución. Para comprender mejor cómo esta tecnología podría mejorar la enseñanza y, en última instancia, el aprendizaje de los estudiantes, es fundamental contar con mejores evidencias.

Agradecimientos a Carolina Moreira Vásquez y Marta Conte Domínguez por su apoyo en la traducción.

LOS AUTORES. Tracy Wilichowski.Analyst, Education Global Practice. Cristóbal Cobo. Senior Education Specialist. Banco Mundial.


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