Mendoza, a la vanguardia del enoturismo

Juan Marcelo Calabria y un recorrido por una experiencia exitosa: la transformación de la vitivinicultura hacia el turismo.

Juan Marcelo Calabria
Mendoza, a la vanguardia del enoturismo

Dando continuidad a nuestra columna del fin de semana anterior, nos parece oportuno recordar, tal como venimos sosteniendo, que la industria vitivinícola argentina es una de las actividades de mayor valor agregado y por tanto además de estar ligada a la cultura, a nuestro paisaje, e historias familiares se entrelaza con la tierra e identidad. Por ello también, y cada vez con más fuerza, podemos hablar de un motor de desarrollo, una actividad que genera movilidad y oportunidades donde, quizás, antes solo existían viñedos silenciosos esperando la cosecha. Este es el latido del turismo del vino, que no solo crece, sino que se consolida como una fuerza de arraigo en el campo argentino, tal como se desprende de un reciente informe.

Así para entender la magnitud de este fenómeno, nos parece oportuno recurrir al informe del Observatorio Económico del Turismo del Vino, que en un trabajo conjunto con el EMETUR (Ente Mendoza Turismo) y la COVIAR (Corporación Vitivinícola Argentina), realizan una radiografía de la actividad. Es este trabajo de análisis y relevamiento lo que nos permite poner en valor lo que en Mendoza de alguna u otra manera intuimos: el enoturismo es una actividad con un enorme potencial, que se extiende a lo largo y ancho de nuestro país, y que está presente hoy en 17 provincias argentinas.

Las cifras generales hablan de un dinamismo y consolidación con gran fuerza: si echamos la vista atrás a 2013, apenas estaban identificadas poco menos de 200 bodegas abiertas al público en nueve provincias. Hoy, al proyectar a 2025, ese número se eleva a 487 establecimientos vitivinícolas distribuidos en casi el doble de provincias. Un crecimiento del 144% en poco más de una década. Este avance no es solo estadística; es la clara señal de que el vino argentino, como experiencia turística, ha encontrado un camino fértil y de gran proyección: "El enoturismo es la estrella de las actividades del turismo en la Argentina y su potencialidad sigue en crecimiento...", según las voces especializadas del sector.

Mendoza, a la vanguardia del enoturismo

En tal sentido la presidenta del Emetur, Gabriela Testa comentó que "el Ente cuenta con el Observatorio de Turismo Sostenible de Mendoza, desde el año 2000, en el que realizan estudios sobre la oferta, demanda, competencia del destino Mendoza, para facilitar la toma de decisiones del Estado y el sector privado. Además, hemos encarado estudios sectoriales, relacionados con el oleoturismo, el turismo gastronómico, congresos y reuniones y, especialmente, del turismo del vino. En este caso, para este informe, trabajamos conjuntamente con la Coviar".

"El Observatorio Económico del Turismo del Vino surgió de un convenio entre el EMETUR y COVIAR con el objetivo claro de salir a conocer la oferta disponible y la demanda de los visitantes. Hoy esta información, clave para la toma de decisiones de parte de las empresas, está disponible y de libre acceso para todos. Está claro que el turismo del vino en Argentina no ha llegado a su techo, cada vez hay mayor y mejor oferta en los distintos oasis y esto hace que sea una de las actividades con mayor dinamismo», afirma Pablo Asens, vicepresidente de COVIAR y director a cargo de la unidad ejecutora de Turismo del Vino. Y agrega: "Hay una conexión muy fuerte entre el turista y la vitivinicultura".

Según el informe, y las autoridades de los organismos intervinientes el impacto de este crecimiento se siente, y fuerte, en el corazón mismo de las zonas productivas. "Hoy el turismo del vino le puede cambiar la vida para bien a un productor o a una bodega pequeña". Y es que el interés por sumarse a esta ola no se limita a los grandes nombres. Cada vez más, son los "elaboradores artesanales, pequeños productores que se transformaron en pequeñas bodegas" quienes ven en el enoturismo una "alternativa real de crecimiento y expansión de los negocios para pymes". Gracias a esta actividad, pueden "dar visibilidad a sus productos, recibir turistas, vender sus botellas, crecer y sostenerse", fortaleciendo la economía local y fijando población en el campo.

Mendoza, a la vanguardia del enoturismo

Y si hablamos de dónde late con más fuerza este fenómeno, no podemos dejar de mencionar a Mendoza. Nuestra provincia es, sin discusión, el epicentro del turismo del vino en Argentina. Concentramos casi la mitad de la oferta nacional, con 230 bodegas con apertura regular al turismo identificadas por el Observatorio, lo que representa el 47,7% del total del país. El crecimiento en Mendoza ha sido exponencial: un incremento del 57,5% entre 2018 y 2024, sumando 84 nuevos establecimientos en ese período. Esto posiciona al enoturismo mendocino como "uno de los motores del crecimiento y desarrollo territorial productivo".

Como hemos destacado en columnas anteriores, según los diferentes datos que venimos recopilando y analizando la fuerza no reside solo en la cantidad de oferta enoturística, sino también en la armonización con otros sectores y la diversidad y autenticidad que ofrecemos, además de esa posibilidad de naturaleza, ciudad, cultura, historia, gastronomía, hospedaje, y vino, pilares fundamentales de la "Marca Mendoza" como destino de clase mundial, que hay que seguir trabajando y mejorando y sobre todo posicionando a partir de nuevas propuestas.

Si bien zonas como Luján de Cuyo, Valle de Uco y Maipú concentran la mayor oferta, la provincia entera se abre al visitante, y todos los oasis productivos suman su oferta. En tal sentido hace unos días se desarrolló el I Foro de Desarrollo Local de Mendoza Este, dónde tuvimos oportunidad de participar, invitados por el Gerente del clúster Mariano Morales, y allí en la mesa de Turismo y Cultura, se trabajó en análisis y desarrollo de ejes centrales para continuar posicionando la región, y pudimos conversar con distintos actores que se suman con mucho trabajo y esfuerzo a la oferta enoturística y de gastronomía de identidad. Lo que en línea con el informe encuentran una oferta que abraza a muchos actores con una alta presencia de bodegas pequeñas y micro, muchas de ellas proyectos familiares y artesanales, que brindan experiencias más íntimas y conectadas con la esencia de la vitivinicultura y la identidad local en territorio.

Los números de visitantes reafirman el atractivo de nuestra provincia pero sobre todo refuerzan el horizonte a transitar: así el número de visitas a bodegas en Mendoza ha experimentado un crecimiento considerable entre 2018 y 2024, alcanzando un total de 1.590.567 visitas en 2024, lo que representa un incremento del 27,78 % respecto a 2018 (último relevamiento realizado). En tanto el principal público sigue siendo el argentino de otras provincias, en tanto el turista internacional representa un porcentaje muy relevante, con brasileños, estadounidenses/canadienses y chilenos a la cabeza, según enfatizan desde el sector. Esto no hace más que confirmar que Mendoza, a través del vino, se proyecta como un "destino de clase mundial".

La experiencia mendocina va mucho más allá de la degustación, las bodegas son espacios vivos que integran el vino con la gastronomía (presente en más de la mitad de los establecimientos), la cultura, encuentros y actividades únicas que permiten vivir el viñedo desde adentro. La oferta se adapta a "distintos bolsillos", buscando ser accesible sin perder calidad. Y para recibir a un mundo que nos visita, el inglés y el portugués son los idiomas más ofrecidos. En tal sentido también hay que destacar programas que ya se han institucionalizado como "Música Clásica", "Tango" por los Caminos del Vino", a lo que se agregan múltiples conciertos, iniciativas de diversas bodegas, y a lo que agregamos una idea de cuño propio, que es el programa: Vino ya Libertad, donde podamos unir la rica historia de la vitivinicultura con el legado sanmartiniano.

El impacto, sostenido y diversificado del enoturismo, tiene una huella social invaluable: la generación de empleo de calidad, así Mendoza suma 2.404 empleados permanentes y transitorios dedicados al turismo en bodegas, con un crecimiento del 204,93% en empleo permanente y 100,83% en transitorio entre 2018 y 2024. Datos que refuerzan la idea de que es un factor "decisivo de arraigo en el campo", en tanto es un sector que se destaca por ser inclusivo, con una participación relevante de mujeres y jóvenes en los puestos laborales. Es, sin duda, una "fuente de trabajo estable y con futuro", remarcan desde el sector.

Este camino ascendente se recorre con una mirada cada vez más atenta a la sostenibilidad. El Observatorio, en uno de sus ejes, incluye el "compromiso con la sostenibilidad" en sus análisis, y existen guías específicas para el sector. El turismo del vino en Mendoza, al fomentar el desarrollo local, proteger el paisaje, poner en valor el trabajo artesanal, destacar el patrimonio cultural y generar empleo inclusivo, se alinea intrínsecamente con los principios del turismo sostenible. Es una actividad que cuida sus raíces mientras extiende sus ramas al mundo, fortaleciendo nuestra identidad y proyectando la "Marca Mendoza" con autenticidad y calidad.

El turismo del vino no es, o no debe ser, una moda pasajera, puesto que como tantas ofertas turísticas de experiencias en el mundo, es una herramienta de desarrollo estratégico local, especialmente para pequeños y medianos productores que puede permitir integrar a pequeña escala experiencias sostenibles y accesibles que se personalicen a los gustos de los turistas y visitantes, de hecho los servicios personalizados y a medida, con el apoyo de la IAGen - inteligencia artificial generativa - son hoy la tendencia en todas las actividades y productos, especialmente en la oferta de servicios. Si logramos que en cada copa, cada plato o cada actividad natural, cultura, etc. que se alza en nuestros viñedos, en nuestros parques, museos, sitios y lugares sanmartinianos, cada visitante encuentre una vivencia única y apasionante, donde hay una historia de trabajo, futuro y la promesa de una provincia que sabe recibir y enamorar, sin duda el futuro es promisorio. Por todo ello, recuerden que como siempre decimos: nada mejor que un buen vino para contar una buena historia, ¡Salud por los caminos del vino, la gastronomía local, las propuestas culturales y las rutas sanmartinianas que nos traen desarrollo y nos anclan a la tierra y a disfrutar Mendoza!

Leé todas las notas de Calabria con un clic aquí.

Mendoza, a la vanguardia del enoturismo

Esta nota habla de: