Cuál es la clave que indica que EEUU se dirige a una recesión

Hay que remontarse a la Gran Depresión (1929) para encontrar tasas interanuales negativas en el agregado monetario M2 y M3. Estos indicadores muestran la evolución de la oferta monetaria, que suele presentar una relación intensa con el crecimiento económico y de la inflación.

Una serie de datos compilados, sistematizados y publicados por Vicente Nieves en El Economista de Madrid, sirven para tomar dimensión de una situación que se vive minuto a minuto, a veces más rápidamente y otras, con aceleración, en los Estados Unidos.

Allí indica que hay que remontarse a la Gran Depresión (1929) para encontrar tasas interanuales negativas en el agregado monetario M2 y M3. Estos indicadores muestran la evolución de la oferta monetaria, que suele presentar una relación intensa con el crecimiento económico y de la inflación.

El informe da cuenta que "la economía de EEUU parece estar condenada a sufrir una recesión. A la casi infalible inversión de la curva de tipos, se le ha sumado ahora la contracción de unos agregados monetarios que llevaban décadas sin presentar tasas de variaciones negativas". 

Según los últimos datos publicados por la Reserva Federal, el agregado monetario cayó en un 1,7% en enero de 2023, lo que supone el mayor descenso de toda la serie histórica, que llega solo hasta 1960. Aunque las reconstrucciones anteriores a esa serie con los datos disponibles en cada momento dejan entrever que, durante la Gran Depresión de 1929, la caída de la oferta monetaria pudo ser incluso mayor.

Estos agregados monetarios (M0, M1, M2 y M3) tienen nombres un tanto abstractos, pero son relativamente sencillos y cuantificables. El M0 o base monetaria es equivalente a los billetes y monedas en circulación, y las reservas bancarias (la liquidez que guardan los bancos comerciales en el banco central). Es típicamente el agregado de menor cuantía, es decir, el más 'estrecho', y también aquel sobre el que el banco central tiene un mayor control.

Cuando la Reserva Federal pone en marcha una compra masiva de bonos (QE), lo primero que sucede es que aumenta la M0. Si este crecimiento de la M0 no se traslada al resto de agregados monetarios (como sucedió en parte entre 2008 y 2019), es porque el dinero se está quedando atascado en la tubería (en reservas bancarias y otras formas de liquidez), por lo que no debería generar inflación excesiva en los bienes y servicios.

Los agregados monetarios

Después está el M1, que incluye el M0 más los depósitos a la vista y algunos cheques. Otro agregado monetario más amplio es el M2, que incluye el M1 más depósitos de ahorro (incluidas las cuentas de depósito del mercado monetario), depósitos a corto plazo de menos de 100.000 dólares y las participaciones en los fondos de inversión monetarios, que son los fondos más líquidos que hay. Además, está el M3, que ya incluye otros activos menos líquidos, por lo que se le considera el agregado más 'amplio', frente al M0 o la base monetaria, que es el más estrecho.

Cuando el M3 crece a un ritmo elevado (como ha ocurrido en los últimos dos años), esto supone que el M0 se está filtrando al resto de agregados, principalmente a través de un incremento del crédito y de la velocidad del dinero (el dinero pasa rápidamente de unas manos a otros). Antes de la crisis del covid, los bancos centrales incrementaban la base monetaria, pero no lo hacían el resto de agregados.

El caballo y el agua

Para que se entienda de una forma sencilla y gráfica. Los bancos centrales ponían un pilón lleno de agua (liquidez), pero el caballo (la economía) no bebía o no quería beber. Tras la crisis del covid y con la ayuda inestimable del fuerte gasto público de los gobiernos, los bancos centrales pusieron el agua y el caballo se dio un atracón. Ahora (finales de 2022 y principios de 2023) esta situación se está revirtiendo: los bancos centrales están retirando el agua y el caballo está a punto de dar una coz (recesión).

"La M2 explotó durante la pandemia y predijo correctamente que tendríamos inflación", aseguraba a principios de enero el presidente del Banco de la Reserva Federal de San Louis, James Bullard, uno de los primeros defensores del endurecimiento de las políticas. "La inflación es ciertamente un fenómeno monetario" y "cuando hay un gran movimiento en el dinero, entonces hay un movimiento en la inflación", como se vio en las décadas de 1960, 1970 y 1980.

La creación de dinero puede estimular la economía en el corto plazo, pero sin políticas de oferta, seguir imprimiendo billetes siempre genera el mismo efecto: la inflación. Al final, lo que sucede es que hay cada vez más 'billetes y monedas' persiguiendo a los mismos bienes y servicios en la economía, con lo cual el resultado es una subida generalizada de los precios.

Bullard, reconociendo el enfriamiento de la oferta monetaria, aseguraba que este cambio a la baja en el dinero "es un buen augurio para la desinflación", lo que significa que es probable que la Fed se enfrente una tendencia duradera de presiones de precios más bajas. La M2 también está cayendo con intensidad en EEUU.

Un artículo publicado este mes por el Centro Mercatus de la Universidad George Mason sostenía que los economistas y los políticos harían bien en estar atentos a las medidas de oferta monetaria o de la cantidad de dinero en circulación en el futuro, puesto que la relación entre los agregados monetarios y los precios es bastante consistente. El informe estaba realizado por Joshua R. Hendrickson, profesor de Finanzas de la Universidad de Mississippi.

"El dinero casi ha desaparecido del análisis de la política monetaria", dado el énfasis de la profesión económica en la visión de que la política monetaria funciona mediante la gestión de las expectativas sobre el camino futuro de las tasas de interés, aseguraba Hendrickson en dicho documento. Dado el historial de influencia de la oferta monetaria en temas recientes de inflación, ignorar estos números ha sido "equivocado", aseguraba. Leé el informe completo y accedé a los gráficos haciendo clic aquí.

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