Alberto Fernández dinamitó su propio gobierno

Una locura total que, con seguridad, no tendrá el acompañamiento de los argentinos que, más allá de sus ideologías, no quieren más golpes de Estado.

Rodolfo Cavagnaro

La decisión del presidente de la Nación de no acatar el fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, ordenando devolverle a la Ciudad de Buenos Aires una parte de los fondos de coparticipación que se le detrajeron en 2020, es de una inédita gravedad institucional. Alzarse contra la justicia implica el delito de sedición, según el texto de la Constitución Nacional.

Más allá de las razones que puedan caberle a cada una de las partes, hay conceptos usados en forma errada y que son parte de un plan metódico de apuntarle a la justicia, que pergeñó Cristina Fernández de Kirchner. La misma ex presidenta que acató el fallo de esta misma Corte que le ordenó devolver fondos mal retenidos a tres provincias, en principio, y a otras 6 con posterioridad a fines de 2015.

El problema grave es el anuncio de la falta de acatamiento a un fallo del máximo tribunal, lo que implica alzarse contra la misma Constitución. Esto es inseguridad jurídica y es la forma de asegurarse que nadie quiera invertir y que todos estén corriendo detrás del dólar. En un día de pocas operaciones la moneda norteamericana supera los $340 y no tiene techo si la cordura y la racionalidad no vuelven a instalarse en las autoridades.

Qué gobernadores apoyaron la decisión de Alberto Fernández frente a la Corte

Es tan grave la actitud adoptada que da pie para cualquier cosa hacia el futuro. ¿Qué ciudadano se va a sentir obligado a cumplir la ley? ¿Cuántos a van a revelarse a seguir pagando impuestos abusivos? Hasta hoy la resistencia es silenciosa, pero puede cambiar el tono en la medida que las máximas autoridades no acepten cumplir con sus obligaciones. Un verdadero caos y golpe de Estado.

Con esta decisión, el presidente Fernández, un hombre del Derecho, parece haberse puesto una carga de dinamita sobre su propio gobierno. ¿Cómo gobernará los próximos doce meses? Sin la confianza de los ciudadanos parece que el primer mandatario está jugando a que la sociedad lo acompañe a violar la constitución. Una locura total que, con seguridad, no tendrá el acompañamiento de los argentinos que, más allá de sus ideologías, no quieren más golpes de Estado.

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