Patricia Serizola: El corazón del vino, con agujeritos

La despedida de Marcela Muñoz Pan a Patricia Serizola, la bodeguera fallecida en estos días.

Marcela Muñoz Pan

Recuerdo conocer en mis sueños una mujer desconocida plateada, dorada con mucha luz, que me inspiró a escribirle un poema sin conocerla, Patricia Serizola (mendocina por adopción), con su hijo naciendo en esta tierra, su vino Anaia, una pasión a la distancia, pero con frutos eternos (así comenzaba mi primera nota de la mujer es Mendoza en el Memo).  


Despiden con reconocimiento a Patricia Serizola, creadora de bodega Anaia

Un 4 de mayo de 2015 comenzó nuestra amistad a la distancia a través de Facebook, porque yo iba a presentar uno de mis libros a Buenos Aires y no nos coincidían las fechas para vernos personalmente, pero un 2 de marzo de 2017 tuve un sueño muy revelador y me levanto y le mando un mensaje, porque había soñado con su mamá y ella, dos personas que aún no conocía personalmente. El tema es que su mamá había partido a otro mundo, de ahí en más nuestra amistad se profundizó por estas sinergias tan oportunas y únicas que se dan en la vida.

Ya no estás desde un 15 de marzo de 2024, ¿por qué? Me ha quedado el vino de mi corazón con agüeritos, ya no escucharé tus mensajes de que habías pensado tanto en mí, en nuestras charlas, que me volvías a invitar tantas veces a los sunset en Anaia, que me ofreciste pasar mi cumpleaños el año pasado en la bodega, que no fui a la cenas de San Valentín porque te decía que de la persona que estoy enamorada como para ir, ni sabe que lo estoy, cómo iba a ir a cenar a la luz de la luna llena sin un amor?, te rías y me decías: Bueno tenés que decírselo! Prometí tejerte un sombrero al crochet que tanto te gustan los sombreros y tenías tu colección a la entrada de la casa maravillosa que te hiciste, que cuando te llevé los libros con el poema Anaia te emocionaste , se te caían lágrimas y los guardaste en la mesa de luz para que nadie se los llevara porque los querías todos para vos, emocionada porque también habías dado a luz de otra manera a un poema, claro no cualquiera es merecedora de ello y mucho menos haber comprendido inmediatamente la relación del vino y la poesía, quién está primero decíamos. Muy pocos tienen esa visión, esa creatividad de arte y empresa.  

Esas mujeres que acompañan y curan con el vino

Cuantas charlas sobre la amistad verdadera, como tus amigas de Buenos Aires, las que tenías socialmente, el orgullo por tu pareja, tus hijos, tu padre que tanto cuidaste y él hoy también debe tener su corazón con agujeritos como nadie. Yo me arrepiento de no haber compartido más momentos, que hasta planificamos que venías en marzo a San Martín para ver la muestra en el museo donde obviamente está Anaia y de ahí a cenar a María Paz que tanto te he hablado, y todavía me dijiste me falta conocer tus otras amigas, que yo con mucho orgullo las nombraba. A Gisela Ana la lograste conocer, Viole Derimais la tenía en la agenda para ir a cenar, también tenía que avisarle a la Patri Salvini, Cari Seteppani y Mariamcita Moscetta, Silvita Carcereri. 

Llegó marzo, sin vos, sin mis amigas, sin María Paz, sin el Museo del Bicentenario y yo acá escribiendo sin parar de llorar, no creer, no entender, no querer creer que no te voy a ver más, la aguja del crochet vaya a saber dónde la dejé y un poema que prometo difundirlo siempre, siempre porque fuiste una amiga de la vida, pocos años pero tan intensos y comprensivos que guardaré hasta que nos volvamos a encontrar.

He salido muchas veces anoche al patio, ese patio que en mi vida tienen mucho significado, miraba el cielo como queriendo verte volar de acá para allá, de tu Mendoza amada, de tu bodega soñada y tan premiada y de "tus vinos voluptuosos que nunca apagan la luz en la mesa de los buenos momentos descorchando los vinos que le darán la vida eterna".

Pato vuela, vuela, vuela, a los regazos de mamá seguramente, las luces que dejaste prendidas acá no se apagarán jamás, no sólo inspiraste, cultivaste creaste, contagiaste, construiste tu lugar en el mundo y le diste grandes premios a ese lugar, a Mendoza que te adoptó sin objeciones, a todos los que te quisimos desde el principio, este fin no tiene fin, es una pequeña pausa, que nos enseña cada día más que la vida hay que festejarla siempre con sus seres queridos, si es con amigas esas con palabras mayores, no todos tenemos esas amigas espejos, respetadas, hidalgas de los frutos más sublimes y honorables. Mi corazón tardará en curarse, estoy acostumbrada más a las pérdidas que otra cosa, bien que lo sabías, te voy a extrañar tanto. De algo estoy segura, recibiré los colibríes en mi patio y las mariposas de tus sombreros para anunciarte, yo te voy a ver, te lo aseguro amiga.

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