Reforma constitucional: el tiempo de Uspallata, Palmira, Bowen y la Villa 25

El historiador Pablo Lacoste sostiene que una reforma constitucional en Mendoza que considere la posibilidad de creación de nuevos municipios, permitiría darle mayor presencia parlamentaria a zonas subrepresentadas. Los casos de Uspallata, Palmira, Bowen y Villa 25 de Mayo.

Pablo Lacoste

La redefinición de la geografía política de Mendoza puede ser uno de los temas trascendentes de la próxima reforma de la Constitución Provincial. Sobre todo porque el sistema actual, construido hace 170 años, ya no está bien adaptado a la realidad de la vida social, económica, cultural y territorial de los mendocinos. La convención constituyente tendrá la oportunidad histórica de resolver problemas de larga data.

El caso más saliente se presenta en Uspallata. Este distrito cordillerano forma parte del Departamento de Las Heras porque esa era la realidad de 1854. La única forma de viajar de Mendoza hasta Uspallata era entonces por Villavicencio. Los arrieros necesitaban dos o tres días para recorrer esa ruta, lo cual implicaba subir y bajar la cuesta de Paramillo. Era un viaje heroico, que demandaba trepar más de 3.000 metros para superar los cordones predordilleranos, y luego descender hasta 2.000 y llegar al Valle de Uspallata. De allí en más, para llegar a Chile, se seguía una ruta parecida a la actual, junto al cajón del río Mendoza primero y del río Cuevas después.

El cambio de traza ocurrió en 1961, cuando se habilitó la carretera internacional por Cacheuta y Potrerillos. A partir de entonces, el camino a Uspallata por Villavicencio quedó como una alternativa secundaria y pintoresca. Pero la corriente principal del tránsito de carga y turismo se desplazó hacia el sur, por el departamento de Luján. A partir de entonces se rompió la continuidad real de contacto entre Uspallata y Las Heras. Pero ambos quedaron formando parte de un mismo departamento, porque nadie fue capaz de resolver el problema. Ahora, con la nueva Convención Constituyente Provincial, se podrá crear el departamento de Cordillera, que reuna esos amplios territorios y sus pintorescas villas de montaña.

Ello permitirá que el gobierno local puede asumir una identidad propia, bien adaptada al desarrollo del turismo y otras actividades económicas. Se podrán poner en valor las Bóvedas de Uspallata como testimonio de la extraordinaria arquitectura que articulaba tierra cruda como material de construcción con diseños de bóvedas y cúpulas para lograr efectos de confort térmico. Este fue un original recurso de la vitivinicultura de Mendoza colonial, no usado en otras partes de América Latina, y que marcó una diferencia notable. El terremoto de 1861 destruyó las bodegas similares del Gran Mendoza, pero se mantuvo en pie la de Uspallata, como testimonio. En ella se puede explicar la profundidad de la cultura del vino de la Argentina. Una señalética turística de alta calidad estética puede caracterizar a la eventual futura gestión de este nuevo departamento.

El caso de Palmira es otro buen ejemplo. Se trata de un pujante distrito, perteneciente al departamento de San Martín. En buena parte del siglo XX fue un polo ferroviario de singular prosperidad, lo cual le permitió destacarse en el contexto provincial y nacional. Posteriormente, los desmanejos que nuestra clase dirigente hizo de los ferrocarriles, causó la decadencia de este medio de transporte, lo cual arrastró también a Palmira hacia el estancamiento. Pero cuenta con una identidad local muy destacada, que conviene reivindicar y fortalecer.

En la zona sur aparecen otros distritos con reivindicaciones identitarias que conviene tener en cuenta. El exdiputado Sergio Bruni ha recordado recientemente la situación de Bowen, situado en el departamento de General Alvear, en el cual los vecinos se sienten parte de un territorio propio y distinto. Algo parecido ocurre en el distrito de 25 de mayo, en el departamento de San Rafael. Sus vecinos provienen del antiguo fuerte "San Rafael del Diamante", fundado en 1805 como avanzada colonizadora, con la misión de abrir el camino a Talca por el paso Pehuenche. Allí creció en el marco del paradigma tradicional de la cultura preindustrial, y generó un paisaje cultural de gran belleza patrimonial, caracterizado por el uso de la tierra cruda como material de construcción y las grandes arboledas.

Un siglo más tarde, con la llegada del ferrocarril y la fundación de la colonia francesa, la capital departamental se trasladó al centro de la actual ciudad de San Rafael. A partir de entonces, se produjo un cambio significativo de los flujos económicos, políticos y sociales: los recursos se reagruparon en torno a la nueva ciudad, que quedó asociada al paradigma industrial-moderno.

El cambio territorial permitió conservar naturalmente el patrimonio arquitectónico tradicional de la legendaria Villa 25 de mayo. Ella alberca una riqueza cultural extraordinaria, que todavía no hemos valorado adecuadamente como recurso y atractivo turístico. Una eventual reivindicación de este territorio como nuevo departamento podría generar las condiciones para mejorar su visibilidad y activarlo como recurso para el desarrollo turístico general de Mendoza.

Naturalmente, el impulso inicial de los actuales departamentos va a ser de resistencia a estos cambios. Es lógico que teman perder poder. Pero en realidad, en vez de perderlo, lo aumentarían. Sobre todo ante el cambio del sistema de representación política, que según se espera, va a garantizar que cada departamento tenga un senador asegurado.

En efecto, de acuerdo al estado actual de los debates sobre el tema, todo indica que la nueva constitución va a suprimir el sistema actual, por medio del cual, el Poder Legislativo de la Provincia tiene dos cámaras que representan lo mismo (población de los distritos). La élite de Mendoza ha asumido que se trata de una típica situación de redundancia institucional, que no tiene ningún sentido mantener.

Por eso, se está pensando en un nuevo sistema, por el cual la Cámara de Diputados tendría representación proporcional a la población. En cambio el Senado estaría integrado por un senador por cada departamento.

Por lo tanto, en caso de reconocer a Bowen y la Villa 25 de Mayo como nuevos departamentos, los tres del sur pasarían a tener 5 senadores que defiendan sus intereses en la Cámara Alta. Y los cinco departamentos de la Zona Este, tendrían 6 senadores, al sumar uno por Palmira.

Todo esto ayudará entonces a visibilizar estos territorios, fortalecer sus identidades, tonificar la diversidad cultural de Mendoza y, a la vez, generar un Poder Legislativo donde los territorios del interior de la provincia tengan más fuerza para evitar la secular tendencia centralizante del Gran Mendoza.


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