"Todavía" versus "ya no": la cotidiana batalla que brinca la senectud

El Dr. Eduardo Da Viá, médico y escritor, une sus dos profesiones y habilidades para darnos la primicia: la vida después de los 80, lo que sí y lo que no.

Eduardo Da Viá

"La gerontofobia se define como un trastorno de ansiedad que se caracteriza por la presencia de un temor excesivo, irracional y persistente hacia los adultos mayores y/o a envejecer", aseguró a Clarín la doctora Carolina Kralj, médica psiquiatra y MSc en Gerontología King's College London

Merced a los antes inimaginables progresos de la Medicina, la esperanza de vida se ha visto beneficiada espectacularmente: se ha duplicado en apenas cuatro generaciones. Entre 1910 y 2009 la ganancia de un recién nacido ha sido de más de 40 años respecto a la expectativa que tenía su bisabuelo cuando era un bebé. Estos 40 años son el doble de la vida media de una persona hace un siglo.

Pero ese notable aumento en la duración de la vida, no ha traído aparejado una calidad de vida meritoria de ese progreso, a tal punto que no hace mucho nació una nueva especialidad médica: la gerontología, dedicada exclusivamente a la prevención y tratamiento de las enfermedades propias de los ancianos, entendiendo por ello a los mayores de 80 años.  

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En forma simultánea y en consonancia con el perfeccionamiento de los medios de comunicación, ha aparecido un verdadero tsunami de artículos que pretenden demostrar lo hermoso que es llegar a viejo, lo cual desde ya y para que no quepan dudas de la intención de esta nota, son en su mayoría falacias.

Como claramente lo expreso en el título, la senescencia implica una cotidiana lucha entre los todavía y los ya no, con clara supremacía creciente de estos últimos.

Cabe preguntarse si detrás del optimismo del discurso, no existen soterradas razones para mentir sobre algo que resulta verdad de Perogrullo.

Mencioné lo de las razones soterradas, y sí que las hay a mi humilde entender.

La primera es el novedoso y contemporáneo temor o rechazo a envejecer, como si esto no fuera natural e imposible de revertir y entonces caen en la absurda ilusión de endulzar lo ineludiblemente acibarado.

Es la famosa postura "anti age", anglicismo que, como todos, me provocan profundo rechazo, pero que con nuestra conocida tendencia al esnobismo, usan a diario los que medran del pobre vejete que se tiñe, se maquilla y se tatúa, en la desesperada ambición de "permanecer" detenidos en el inexorable tiempo, que a su vez se ríe a carcajadas del vano intento.

Yo me pregunto si estas víctimas de sí mismos, al llegar a la intimidad del hogar y despojados del complejo camuflaje no se largan a llorar ante la crueldad con que el espejo le enrostra la verdad. Pobres seres.  

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Lo que en realidad ocurre, es que esta triste fobia ha dado lugar al desarrollo de un tan gigantesco como repugnante mercadeo de miles de productos ad hoc, todos de efectividad "comprobada" y a precios de verdadero latrocinio.

Pero no se detiene ahí el negocio, otros de los males del mundo moderno "desarrollado" es la enfermedad, porque así lo es, de la obesidad, que afecta alrededor del 65% de la población en los países más ricos. Patología propia de las personas con muy buenas condiciones económicas que les permiten comer en exceso y luego pagar para obtener el efecto contrario, vale decir adelgazar; o sea pagan dos veces, primero para engordar y luego para perder peso. Pero de este absurdo se valen muy buen los inescrupulosos para ofrecer todo tipo de dietas, regímenes, aparatos para hacer ejercicios que caben debajo de la cama, baños de vapor de calor, de frío calor, masajes reductores y mil engaños más, todo con anuencia de los respectivos gobiernos por cuanto semejante movimiento de dinero genera jugosos impuestos, destinados muchas veces a los peores objetivos como son los gastos militares.

Uno, a los 83 años, cree haberlo visto todo, más no es así. En múltiples publicaciones periodísticas de estos últimos días aparece la increíble noticia de un hecho sucedido en Dinamarca, uno de los países más desarrollados del mundo y que por razones que escapan a este escrito, tenía muy comprometida su economía. Pues bien, después de 100 años de existencia relativamente tranquila como fabricante de medicamentos para la diabetes, la firma danesa Novo Nordisk ha crecido repentinamente, y lo ha hecho de tal manera que está remodelando la economía de Dinamarca. La razón: Ozempic y Wegovy, dos medicamentos para la pérdida de peso fabricados por Novo Nordisk que han sido proclamados como revolucionarios en el campo de la obesidad; en las últimas semanas, el valor de mercado de Novo Nordisk ha superado el tamaño de la economía danesa. Su precio de acción en alza lo ha convertido en la segunda empresa pública más valiosa de Europa, gran parte de la producción de Novo Nordisk se realiza en el extranjero, por ejemplo, en Estados Unidos. Aun así, hay beneficios generales para la población danesa. Novo Nordisk es el mayor contribuyente de impuestos corporativos en Dinamarca, un beneficio para las finanzas públicas del país.

Si analizamos este fenómeno, las acciones de la empresa no están dirigidas a modificar conductas alimentarias perjudiciales, sino a combatir sus resultados mediante una simple inyección, lo cual desmiente por completo los beneficios que la farmacología brinda a los pacientes en muchos casos. Es para tenerlo en cuenta.  

Hackear el envejecimiento

En cuanto a la cosmetología anti edad los franceses son los líderes absolutos en esta franja mercantil, pero como siempre, nosotros los argentinos, no les vamos en zaga para adornar con simples y llanas mentiras las virtudes de los carísimos productos sin que la ANMAT intervenga en ningún momento a pesar de que debiera hacerlo, al menos para ser coherente con su denominación de ser "la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica, protegemos a la población garantizando que los productos para la salud sean eficaces, seguros y de calidad".

Es ésta entidad oficial la que debería advertir del engaño que suponen muchos de los productos cosméticos, tales como anti arrugas, estrías post parto, excesos localizados de grasa corporal etc. etc.

Ni qué decir de los estimulantes del crecimiento del pelo y del desarrollo muscular mediante regeneración de masa tomando Insure por ejemplo, con lo que los viejos recuperan fuerzas a tal punto que un video promocional muestra en dibujo animado el proceso íntimo, falaz, del aumento mencionado y que para colmo termina mostrando dos ancianos, una pareja, corriendo alegremente y a muy buen ritmo. Lo de la pareja es otro mensaje subliminal por cuanto indica que sirve independientemente del sexo.

Y hablando de mensajes subliminales, pocos días atrás apareció en vivo en un noticiero de Bs. As. el famoso Dr. Alberto Cormillot, con motivo de ser nuevamente padre a los 82 años de edad; por cierto se sobreentiende que es el resultados de las maravillosas dietas con las que lucró toda su vida, he ahí el mensaje. No niego que se pueda reproducir a esa edad, pero apelando a algún procedimiento de inseminación y no mediante coito, y en todo caso, de serlo, nunca sería beneficio de sus dietas.

Quizás Cormillot sea una de las verdaderas excepciones en las que a tan avanzada edad todavía puede naturalmente cuando el 99% ya no.

Pero eso genera vanas esperanzas y estoy seguro que después de esa presentación en sociedad, las ventas de sus dietas aumentaron en forma exponencial, total no están garantizados los resultados, y en un país donde la mentira es moneda corriente, que para colmo no se devalúa a diario como la moneda dinero, mentir está permitido en cualquier tema de que se trate.

Y para mentir no hace falta hablar, basta con el lenguaje gestual como la mera presencia física en el mencionado programa.

Quizás de puro mal pensado se me ocurre pensar si no habrá algún incentivo percibido por la ANMAT para hacer la vista gorda a tamaños engaños.

Sí, no es cierto que llegar a viejo sea maravilloso, sí lo es que si uno lo maneja adecuadamente y además goza de una salud razonable por mero azar estadístico y adecuadas normas saludables de vida, se puede ir postergando los ya no que acechan diabólicamente a los atrevidos todavía, en la absoluta certeza que tarde o temprano habrán de pasar de bando.

Los que gozan la senectud son ancianos que transan con los ya no aferrándose al pequeño manojo de todavías que poco a poco desertan, lo que resulta medianamente tolerable si uno se consuela pensando en todo lo que disfrutó cuando era posible.

Creo que ahí está el punto sabio, pero de ninguna manera comparable con la realidad actual.

Mientras tanto bienvenidos los medicamentos, las prótesis, la cirugía estética y los bastones, al menos para los beneficiados por el mercadeo de los mismos.

Les recuerdos a mis lectores que hace no mucho tiempo publiqué un artículo titulado seamos viejos dignos, pero inexorablemente viejos.

Volviendo al injustificado beneficio que brinda la senectud, es cierto que los gerontes solemos ser sabios de hecho o de cultura adquirida durante años de buena lectura; de experiencias invaluables por las que debimos atravesar y salir airosos, todo producto del largo vivir; pero a la par debemos convivir con la aparición de las limitaciones, los ya no.

Lo peor es cuando alguna de esas limitaciones son de brusca aparición, sin obertura previa al concierto, cual puede ser un accidente cerebro vascular, o la caída seguida de fractura de cadera que, a la larga puede resultar mortal por las complicaciones posoperatorias, muy frecuentes por cierto.

Lo malo es que este último accidente suele ocurrirle a los ancianos precisamente por no aceptar que ya no debe cruzar acequias sino hacerlo por los puentes, quizás deba dejar la bicicleta o el tenis; en fin toda actividad deportiva con riesgo de caída. Pero todavía puede practicar yoga o gimnasia para tercera edad etc.

Y aquí viene una recomendación que puede resultar muy útil, dado que no es fácil aceptar que debe abandonar prácticas deportivas que hizo toda la vida, la salida es la gimnasia intelectual porque para que el cerebro siga funcionando adecuadamente, también hay que ejercitarlo, sea en solitario o mejor aún en grupos, tales como juegos de mesa, test de la más variada temática sobre sus pasiones deportivas intentando azuzar la memoria, sea mediante computadora o celular, dibujar, pintar, leer tanto como se pueda en especial sobre temas que no se regodeen de lo peor de la especie humana en especial política, lo que no priva estar informado pero recordando que ya no somos factor de poder.

Regar el jardín, reunirse con amigos del colegio o del trabaja en fin, infinidad de actividades que no requieren de la presencia física pseudo juvenil que no logran sino transformarlo en ridículo; vale decir todo esto con arrugas, con manchas naturales en la piel y no absurdos tatuajes, con merecidas canas, con anteojos, con audífonos y con bastón.

Es mentira que sea lindo llegar a viejo sobre todo pretendiendo no serlo, teniendo lástima de sí mismo y cayendo en el engaño inescrupuloso de los "vendedores de juventud".

La clave está, reitero, en aceptarse tal como somos utilizando los todavía, sino físicos, mentales al menos.

Por propia experiencia les confieso que esa filosofía me ha sido muy útil y por ello deseo compartirlo con todos mis lectores.

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