La lógica detrás de la felicidad que causó en sus acólitos la carta de CFK

Hay que comprender qué pensamiento rige al sector del peronismo que conduce Cristina Kirchner para entender mejor el desastre en que está sumido el Presidente, su gobierno y el Frente de Todos.

Periodista y escritor, autor de una docena de libros de ensayo y literatura. En Twitter: @ConteGabriel

Con el pie de Cristina Kirchner encima, el Gobierno está paralizado en la búsqueda de un rincón por dónde salir, ya sea para poder seguir haciendo lo que se encargó en las urnas o escapar. 

Con el Gobierno paralizado, solo las usinas con las que se quedó el Instituto Patria están actuando y para reproducir el condicionamiento de la Vicepresidenta al Presidente.

De hecho, vale seguir a los medios de comunicación del Estado, que este jueves reprodujeron la carta de Cristina Kirchner contra Alberto Fernández. ¿Se entiende? Los resortes del Estado que preside A fueron activados por B contra A para general un relanzamiento de los diálogos públicos en torno a la política y la gestión de acuerdo a lo que B quiere y no a lo que A, el formal "número uno" del país, quiere y ordena.

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Hay una insubordinación, un boicot que es desmentido desde el cristinismo porque ya sabían desde antes que se había acordado la sumisión de Fernández y al final, más allá de los esfuerzos del primer mandatario por mimetizarse con el pensamiento ideologizado de la expresidenta, no sucedió. Aquí entra otro detalle que se preguntan desde el sector que embiste: ¿no quiso, no pudo o directamente, no está capacitado para hacer lo que CFK le había encargado?

El kirchnerismo cree que la carta de la Vicepresidenta es una genialidad y llora emocionado ante el sincericidio en el que dejó enredado entre sus hilos al presidente de la Nación.

La lógica de la discusión que se da el sector de Cristina para por dar como verdad absoluta, es que la gente votó contra el Presidente y no contra la Vice.

Se quedaron con la cifra de 2019, con la que Los Fernández derrotaron a Mauricio Macri y conquistaron el poder una vez más, pero rechazan que los números de las Primarias (PASO) existan. Los niegan. Cristina habla desde un caudal de votos que prescribió, y con aquel dato está convencida de que queda acreditada como "la voz del pueblo". Pero ese pueblo que la apoyó hace dos años, le dio la espalda el pasado domingo. 

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Este jueves, con el audio de Fernanda Vallejos hicieron un movimiento táctico fenomenal:

1- Dejaron en claro que a Fernández lo puso ella y que debe dejarse manejar.

2- Lo pasaron del menosprecio al desprecio, para devaluarlo ya dentro del peronismo y no solamente ante la sociedad que le reclama el sinrumbo económico y los traspiés de la pandemia.

3- Y ahora con la carta de la Vicepresidenta, hecha pública y en la que se pone a su delfín del lado de los enemigos al acusarlo de encarar "operaciones de prensa", le da el ultimátum: 'hay que repartir para ganar'.

El horizonte del kirchnerismo es recuperar los votos. No importa, en ese esquema, para qué ganar, pero en su defensa sostienen que lo mismo pasa con cualquier otro partido. "La oposición también quiere ganar y no sabe para qué; después verán, después veremos. Ellos se preocuparán por los sectores poderosos y nosotros, por el pueblo", sostienen convencidos de un rol casi místico que creen destinados a cumplir.

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Tras la carta, el kirchnerismo argumenta que resulta incomprensible un castigo hacia ellos de los sectores más desposeídos, de quienes sostienen que son sus protectores "naturales", "históricos" y varias auto contemplaciones más. Niegan con fuerza que la matriz del peronismo los haya abandonado con el paso del tiempo, la evolución de las ideas, las prácticas y el repaso de la historia. 

Así planteadas las cosas, el esquema es maniqueo: o el presidente está con Cristina Kirchner o está en su contra. Blanco o negro. 

De allí a que se plantee construir política desde el caos no hay distancia, y es lo que está sucediendo.

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Y si se logra comprender esa corriente de pensamiento, también se entenderá mejor qué es lo que está pasando: es su lógica. Es la lógica de este sector del peronismo que se niega a negociar y que exige subordinación. Y en ella, ni siquiera plantean la posibilidad de que Fernández se libere y renuncie. "Debe cuadrarse". Y punto.

A partir de allí empieza -están convencidos- el objetivo único: no dejar ninguna elección sin ganar. "Y después veremos".

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