La Asociación Bioquímica de Mendoza, demandada por un caso de abuso

Una exempleada pide resarcimiento por la forma en la que actuó la Asociación. También hay una causa penal contra el presunto abusador.

Gabriela Guilló

La Asociación Bioquímica de Mendoza fue demandada por un caso de presunto abuso sexual que tiene como acusado a un empleado y como denunciante a una compañera.

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Los hechos denunciados habrían ocurrido en diciembre de 2020, en medio de la pandemia, cuando la presunta víctima fue junto a sus compañeros a la cena de fin de año de la Asociación.

Cuando finalizó la cena, según la denuncia, un compañero de la mujer se ofreció a llevarla a su casa. Cuando llegaron, el hombre le pidió ir al baño y ambos subieron al departamento de la mujer. Como el portero no funcionaba, ella debió bajar con él para abrirle. 

Una vez en el ascensor, el hombre habría comenzado a realizar comentarios sexuales que incomodaron a la mujer, y ella lo increpó. Fue en ese momento que, de acuerdo con la denuncia, se le abalanzó, la besó a la fuerza y abusó de ella.

Cuando bajaron, le dijo que había olvidado las llaves de su auto, pero que se quedara tranquila, que las buscaba rápido y que no iba a hacerle nada. Al bajar, esta vez con las llaves, el hombre habría vuelto a abusar de su compañera.

Tras lo sucedido, y cuando el hombre se fue, la mujer llamó a una compañera y le contó lo que había ocurrido. Luego se lo dijo a su jefe de ese momento y él le respondió que si tenía que denunciarlo, que lo hiciera. Además, subrayó que otras compañeras le habían advertido cómo se comportaba el sospechoso y acorralaba a las mujeres en la cocina, por lo que se imaginaba que "esto iba a pasar".

De acuerdo con la demanda, después del hecho y la denuncia penal, la mujer continuó trabajando en la Asociación Bioquímica de manera remota. El último día de diciembre, el jefe la habría llamado diciendo que tenía otra versión de la historia y la semana próxima debía volver a trabajar de manera presencial y en el mismo lugar que el supuesto abusador, desoyendo la orden de restricción ordenada por la Justicia.

Trabajar junto a su abusador empeoró la situación emocional de la mujer, quien padeció depresión de acuerdo a las pericias psicológicas a las que la sometieron.

Asimismo, según la mujer, cuando regresó a trabajar notó cambios en el ambiente laboral, desde la entidad bloquearon su acceso al correo institucional, la cambiaron de sus funciones y le dieron tareas que no eran propias de su puesto.

La mujer asegura que la asociación ignoró sus pedidos de trabajar remoto o hacer turnos en resguardo de su salud, así como también las recomendaciones y el asesoramiento en género ofrecido por la Oficina de Género, Mujeres y Diversidad de la Municipalidad de Capital.

Desde la Asociación solicitaron nuevas pericias, lo que habría llevado a la revictimización de la mujer, quien, después de soportar el destrato en el ámbito laboral, no pudo continuar con la relación laboral y terminó por llegar a un acuerdo para dejar su trabajo.

Más allá de la causa civil, por la que la mujer reclama al presunto abusador y a la Asociación Bioquímica de Mendoza por 4,2 millones de pesos por daños y perjuicios, hay una denuncia penal contra el hombre, acusado de abuso sexual, que sigue en etapa de instrucción bajo la órbita de la fiscal Mercedes Moya.

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