Una imposición intempestiva e inconsulta

El presidente de la UCIM, Daniel Ariosto, manifiesta aquí la disconformidad con el manejo de los recursos privados por parte del Poder Ejecutivo Nacional.

Daniel Ariosto

La UCIM muestra su preocupación y absoluto desacuerdo porque, una vez más, el gobierno nacional pone en evidencia su claro sesgo antiempresario y busca seguir perjudicando a quienes brindamos empleo en blanco.

Con una medida arbitraria y desconectada de la realidad, obligará a los ya completamente asfixiados pequeños y medianos empresarios argentinos (que, en estos críticos momentos, apenas sostiene sus empresas) a pagar un bono de fin de año a trabajadores en relación de dependencia, con ingresos netos de hasta tres salarios mínimos.

Y más aún, pone a todos los empleadores formales en la violenta posición de tener que salir a conseguir los 24.000 pesos de donde sea o lo que es peor, enfrentarnos a nuestros empleados, que tanto lo merecen y que, en la mayoría de los casos, conocen la situación de sus empleadores.

Con esta medida, el Ejecutivo pasa por alto las naturales instancias de negociación que son las paritarias, en donde trabajadores y empleadores acuerdan por voluntad y consenso, hasta donde puede llegar el esfuerzo por recomponer los salarios, que hay que decir, están absolutamente deprimidos por una política económica desastrosa que ha llevado la inflación a niveles invivibles. Casi 100% al finalizar el 2022.

El hecho de que pueda deducirse de los anticipos del Impuesto a las Ganancias no es un beneficio finalmente, dado que este esfuerzo se impone repentinamente en un mes que es sumamente crítico, para quienes tienen que liquidar sueldos en blanco, ya que se plantea en concordancia con el medio aguinaldo.

Queremos mejorar la calidad de vida de nuestros colaboradores y claramente, con un parche no se podrá hacer. Consideramos que el esfuerzo que este tremendo esfuerzo para la empresa conlleva no será proporcional a la ayuda que brindará a las familias.

Este tipo de imposiciones no hacen más que seguir expulsando a más empresas a la informalidad que ya no pueden sustentarse y buscan sobrevivir de alguna manera y se ven presionadas a achicarse cada vez más y a ajustarse frente a un estado despilfarrador.

Señores gobernantes: ocúpense de lo que realmente les compete dada la responsabilidad que les hemos otorgado con nuestro voto: arreglar esta debacle económica y apoyar a la empresa, la única salida a la creación de riqueza. Dejen en mano de los empresarios el sano manejo de sus números y el manejo de las herramientas de acuerdo con nuestros trabajadores.

No sigan presionando a la minoría que resiste en la formalidad y paga la gran cantidad de impuestos que tiene que soportar, imponiendo obligaciones de manera intempestiva e inconsulta, disminuyendo aún más la ya escasa rentabilidad que obtienen las pymes tanto de de comercio, como de servicios o industriales

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