Brindemos con vino, champagne o sidra, pero brindemos de verdad

La escritora Marcela Muñoz Pan y su "Columna líquida" que esta vez, sirve para un brindis fructífero.

Marcela Muñoz Pan

Brindis, y por tanto brindar, vienen del alemán (I ch) bring's dir, "yo te lo ofrezco". Fotografías: Rosmarie Derimais (museo del vino San Martín Mendoza)

 

En estas navidades de ilusiones para algunos, de tristezas para otros, qué llevás para ofrecer en la mesa de celebraciones? Es el final y el comienzo de un nacimiento, cualquiera que sea tu creencia, pero nacimiento al fin. Eso es lo que se celebra, esa especie de nueva oportunidad. La trasformación aunque sea por un instante (o el conformismo) de ser mejores personas, más amables, solidarias, heroínas y hasta más católicas porque fueron todos los domingos a misa y los redime ante las injusticias o mediocridad cotidiana a la que se someten y cometen los otros 364 días, pero entiendo que necesitan ir y conseguir el perdón divino, aunque sean vulgares sordomudos de los templos divinos de Dios, como son las calles, las oficinas, las fotos instantáneas donde muchas veces te dejan afuera, porque acá también hay casta. Milei tendrá su ley pero todos de alguna manera también la tienen, cuando llegan al barco de Noé nadie quiere quedar afuera aunque tengas que empujar al que lleva ventaja o corre más rápido que vos, o al que te pide un favor, o el que apaga tu luz, son tantos los miedos y las inseguridades que se tienen sobre uno mismo, que es más fácil correr al otro, sacarlo del medio que obstaculiza tu brillo en la selfi imperfecta de tu egoísmo, no dejar que vayas, no dejar una silla vacía sin ilustres seres humanos a tu lado.

Ha pasado un año en Argentina de puras pasos que espero nos lleven al camino azul de la esperanza, mientras, hemos hablado en las columnas líquidas de tantas miserias humanas demostradas en estas pasos, las mismas que esta nochebuena te asaltarán aunque quieras mirar para otro lado, vísperas que ilusionan a los hombres y mujeres mayúsculas que habiendo puesto a prueba sus hidalguías, seguramente serán bendecidos por naturaleza de ese ser supremo que todo lo ve. ¿Nos hemos realmente preparado en pensamiento obra y acción para este nacimiento o sólo te compraste una ropa y zapatos para la ocasión? A lo mejor, no lo has hecho y te has planteado hacerlo desde hoy, ojalá suceda, a brindar con los amigos de costumbres viejas pero renovados cariños, a brindar por los hijos que están y los que han partido, por los padres infinitos, por los amores tóxicos que dejaste partir, por los designios en las esquinas de cristal que fluyen hasta embriagarse siendo humanidad, por el tiempo que tuvimos en las copas temblorosas, en los cuerpos heridos de metáforas, en el espíritu que conversa con los colibrí, brindar por lo efímero que te deshoja el deseo y te vuelves relámpago, brindar, dar, ofrecer, no esperar, dar antes de esperar, anunciarse antes de la sospecha, velar el sueño del Malbec que aguaran los labios insolentes de alegría, ofrecer los temores que trazaron tu geografía inhóspita y las alegrías en las burbujas desnudas de amor. Ofrecer amor, del bueno, del sano, del brote frutal orando al decimal infinito. Luego, llegan las 12 y levantás la copa de vino, champagne o sidra y brindás como si nada pasara, como si ofrecieras tanto hasta encandilarte nada más que con vos mismo.

 Pero de corazón, cuando brindes, es decir cuando ofrezcas ese deseo realmente que sea genuino, las miradas no mienten, los silencios que no sean silencios, cierra de corazón, los ojos para verte y sentir la voz que te comulga esperando que tu posibilidad de ser tenga un sentido, que el espejo donde te miras o donde se miran, les devuelva la imagen justamente de lo que son y no lo que deben aparentar ser, que la bondad no sea un castigo sino una manera de vivir, funda las llaves de tu belleza natural, deja a un lado lo inútil, cruza las fronteras del amor, da ese beso contenido, no te apabulles de deseos reprimidos, no camines como una modelo que no sos, no hace falta que estés a la moda cuando por dentro hay huecos en tus ventanas. Brindemos como esas aves de paso que precipitan interpretaciones de sueños en vida, brindemos por esa respiración que siendo el marco de tu puerta entren las abejas con el néctar de tus vidas y tus muertes, tres copas como el espíritu santo vendrán al encuentro polifónico en la gloriosa noche y se despertarán en la diana mutable del Leteo para desterrar la pequeñez en tus laberintos, a cierta hora se va acercando la hora, toma la copa que más te guste y traspasa los umbrales de tu puerta y piensa en la orfandad de muchos, en la canción de Gieco sobre la navidad "Toma Luis, mañana es navidad, un pan dulce y un poco de vino..." y pide algún deseo por esta vez por aquellos que sufren, los lisiados, los enfermos, los que no conocés y sufren, por los angustiados, por los que no tienen bordes en el vino, dale play al nacimiento pero de corazón, realmente de corazón. El niño Jesús viene a recordártelo esta noche ofreciendo su brindis.

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