Carta abierta al presidente Milei: Los de abajo

Isabel Bohorquez advierte, en su carta abierta a Javier Milei, el presidente: "Los de abajo no queremos promesas falsas ni garantías mágicas y demagógicas".

Isabel Bohorquez

En estos días se respira una rara mezcla de esperanza y angustia.

Vemos desfilar la carrera desenfrenada de los costos que afectan a la vida cotidiana. Abruman. Nos dejan afuera de un montón de posibilidades. Asustan y nos ponen en un filo difícil de transitar.

Los de abajo no sabemos muchas cosas. No sabemos con precisión conceptual qué son los bonos, las leliqs, el déficit fiscal, el endeudamiento, los problemas de emisión del banco central, etc. etc. Las ecuaciones macro económicas -y las teorías que pudieran fundamentarlas- se tornan un escenario amenazante que podrían girar la brújula de nuestro destino. ¿Hacia adónde iremos? ¿Qué va a suceder con todo lo que conocemos? ¿Con nuestro presente y nuestro futuro?

Los de abajo no queremos promesas falsas ni garantías mágicas y demagógicas. Solamente, nada más y nada menos, queremos que se sinceren de una vez las razones por las cuales nuestro país siendo tan rico, prolífico y diverso en condiciones de vida y de crecimiento; se fue empobreciendo tanto.

Los de abajo queremos construir chances para el progreso de todos.

Es notable el silencio que todos los políticos (de cualquier sector partidario) han guardado por años y años sobre sus privilegios... ¿es verdad que tienen un cupo de pasajes de avión y que si no los gastan le reembolsan el dinero que en realidad nunca invirtieron de sus bolsillos? Siendo que los de abajo debemos afrontar todos y cada uno de nuestros gastos. ¿Es verdad que hay funcionarios y ex funcionarios que han llegado a la cantidad de treinta custodios? Siendo que los de abajo salimos a la calle y nos matan por un celular... La lista puede continuar hasta ser más que cínica.

Los de abajo vivimos a la intemperie de todo lo que suceda en la Argentina. Pagamos la luz, el gas (sin subsidio), la nafta, la comida, los impuestos, la obra social, la educación y la salud (en el mejor de los casos). Nos roban, nos acorralan en nuestros propios hogares, nos exprimen y nos persiguen con más y más esfuerzo.

Los de abajo no somos exclusivamente los desharrapados. La mayoría de nosotros tenemos casa, tenemos trabajo o lo tuvimos por varias décadas, tenemos acceso a la educación y podemos gastarnos unos pesos en nuestra salud, tenemos un auto y hasta tenemos para irnos de vacaciones unos días.

Los de abajo venimos sosteniendo a este país y venimos parando la bronca con nuestra actitud pacífica y mansa.

Cuando dicen que son los grandes empresarios o el sector del campo quienes sostienen a nuestro país, yo pienso...no. No son ellos. Somos nosotros, los de abajo.

Los de abajo. Los que quisimos y queremos que algo cambie en Argentina, pero de verdad.

Los de abajo, que entendimos que a las mentiras no hay que sostenerlas más y a los mentirosos hay que hacerles frente definitivamente.

Pero, Señor Presidente, le pedimos una cosa: usted debe cumplir a raja tabla lo que prometió con respecto a los privilegios de la casta política y debe hacerlo con la mayor celeridad posible.

En cada caso y asunto que sale a la luz, todos los privilegios son inmorales porque no hay cabida para las excepciones. Sino hay plata, que no haya para ellos en primer lugar. Y que se vea reflejado en todos y cada uno de los escandalosos aspectos que han rodeado la vida de quienes encontraron en la vida política una forma de vivir en una especie de perversa monarquía.

Nosotros vamos a aguantar, aunque no entendamos al dedillo lo que está sucediendo en términos económicos, si es que vemos esa ejemplaridad.

Los de abajo vamos a apoyar y vamos a acompañar. Pero usted cumpla y hágalo con prisa.

Mientras tanto no se olvide de beneficiar a los más olvidados de todos: a los jubilados con la mínima. Esos son los que primero deben recibir su atención y su empatía en un país donde ser pobre ha pasado a ser solamente una cuestión de minutos.

Si usted asiste a los jubilados y realmente elimina las obscenidades de nuestro sistema político, el resto le ponemos la espalda .

Nosotros, los abajo. Los más federales, los que vivimos en el interior de un país que se ha desangrado manteniendo a los porteños y a los reyezuelos y sus amigos de turno.

Nuestra Argentina es grande, es fuerte, es valiente. Usted cumpla y ocúpese de los más viejitos primero.

Me despido de usted con las palabras de Ernesto Sábato que genialmente expresa en Sobre héroes y tumbas:

"No eran las ideas las que salvaban a los hombres, no era el intelecto ni la razón, sino todo lo contrario: aquellas insensatas esperanzas de los hombres, su furia persistente para sobrevivir, su anhelo de respirar mientras sea posible, su pequeño, testarudo y grotesco heroísmo de todos los días frente al infortunio".

Le saludan, Los de abajo.

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