Educar, una prioridad

El Estado es quien debe velar por el efectivo derecho y ejercicio de la educación.

Claudia Salas

Siempre es importante recordar que la educación es la fundamental herramienta de construcción social que permite, no solo el crecimiento personal y la accesibilidad laboral, sino también la construcción del Estado. Pero, como una especie de paradoja, el Estado es quien debe velar por el efectivo derecho y ejercicio de la educación. Entonces, es fácil llegar a la conjetura que si el Estado no la considera, este paulatinamente se vuelve más ineficiente, acarreando con él innumerables problemas estructurales.

En los últimos años, Mendoza se ha destacado por crear y emplear instrumentos innovadores que priorizan la educación. Un claro ejemplo es la plataforma "Gestión Educativa Mendoza" (GEM), que aúna estudiante- padre/madre/tutor/ - escuela y posibilita tener un seguimiento en tiempo real de las trayectorias de los estudiantes de cada nivel educativo desde el 2017. Asimismo, arroja datos específicos que sirven de manera sustantiva a la elaboración e implementación de políticas públicas que retroalimentan y promueven esta eficiencia del Estado, generando un impacto en los sistemas que lo componen (económicos, productivos, culturales, etc.)

En otros términos, también podemos denominarlo como un semáforo porque activa la luz verde en las acciones cuyos desempeños son los esperados pero la luz roja indica una alarma, una preocupación e inmediata ocupación.

Tratándose de medición, recientemente fueron publicados los resultados del operativo nacional Aprender, que se desarrolló a fines del 2021. Mendoza nuevamente se encontró en boca de los medios de comunicación por su nivel, digno de analizar. Los resultados nos sitúan encima del nivel nacional en desempeño satisfactorio y avanzado, mientras que en el desempeño básico y por debajo de básico, nos encontramos, valga la redundancia, abajo.

Para pensarlo un poco mejor se puede desglosar, si cupiese el término, cada arista. Mendoza fue una de las primeras provincias en retornar y defender la presencialidad durante y después de la pandemia, comprendiendo la importancia de la permanencia del estudiante en el aula, del vínculo real con los docentes y sus pares, de la continuidad pedagógica y del contexto de cada chico. Por eso, abierto el debate y la posibilidad de aumentar las horas de clases, son cincuenta escuelas primarias rurales las que aumentarán su tiempo en el aula ya que durante el periodo de virtualidad no todos tenían acceso a internet.

Además, la provincia implementa sus propios medios de mensura: el censo provincial de fluidez lectora y el relevamiento provincial de aprendizajes. Por un lado, se emplean estrategias que facilitan la fluidez lectora y la comprensión de los textos; por otro, a través de diferentes programas, los estudiantes cuyas trayectorias se encuentran en situación de vulnerabilidad son acompañados por tutores que sirven de apoyo a las áreas donde presentan dificultad. Así, es válido que la evaluación de la calidad educativa busca medir los resultados del aprendizaje y debe aplicarse con continuidad en todos los niveles. Y los resultados de estas pruebas brindan información valiosa sobre las fortalezas y debilidades del sistema educativo para diseñar mejoras permanentes.

Sin dudas, la pandemia causó estragos en la educación. Pero el Covid-19 no es excusa para pormenorizar la situación actual, sino una triste circunstancia cuyos efectos invitan a poner principal foco en la educación de quienes transitan su paso por las escuelas. Aquí es donde toman partida el sistema educativo (como parte del Estado) y las familias. Estas últimas simbolizan un importante sostenimiento emocional y motivacional en la etapa de desarrollo de los niños, niñas y adolescentes, influyendo positivamente en sus vidas, que concluye en un proceso cognitivo favorable y colaborativo con el sistema educativo. Los últimos dos años transformaron a las familias en un aliado de los docentes, que en plena reinvención pedagógica y de recursos, esfuerzos y dedicación plena abogaron por la enseñanza y aprendizaje, incluso ante la adversidad del confinamiento. Una práctica con repercusiones efectivas que debiera perdurar para dar batalla a las desigualdades que atormentan el porvenir.

Es la educación la que brinda oportunidades, reduce la violencia y crea un futuro; por eso no hay momentos claves para hablar de ella, el momento es siempre.

Prof. Claudia Salas Diputada Provincial Bloque UCR

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