El riesgo de los sesgos en escritores y periodistas

El lector Eduardo Da Viá esta vez pone en foco en un artículo de Emiliana Lilloy publicado el domingo 24 en Memo: "Esas chicas en tetas". Una opinión divergente.

Eduardo Da Viá

La palabra probablemente deriva del antiguo provenzal al antiguo francés biais, "de costado, con desprecio, contra el grano". De donde viene el biais francés, "una inclinación, una pendiente, una oblicua".

El verbo '''sesgar''' significa ‘cortar o partir en sesgo u oblicuamente', ‘torcer o disponer de forma inclinada'.

Los que escribimos, en especial los que publicamos aquello que plasmamos en el papel, es decir que hacemos público nuestro parecer, en realidad lo que hacemos es pensar primero sobre hechos o ideas de terceros, hacer el análisis de los mismos y emitir nuestra opinión.

Pero aquellos que nos inclinamos por escribir ensayos, vale decir escritos en prosa en los cuales desarrollamos nuestras ideas sobre un tema determinado con carácter y estilo personales, también estamos expuestos a sesgos inadvertidos o exprofeso.

Yo diría que es casi imposible no caer en sesgos, dado que los factores que inciden en su génesis, tales como género, educación previa, profesión, postura religiosa o política, edad, experiencia, nacionalidad, manejo del idioma con o sin respeto por la etimología original de los vocablos utilizados y más cuando pueden ser motivo de más de una interpretación, etc. etc.

Así pues hay sesgos claramente voluntarios, común en los manifiestos políticos, hábilmente camuflados en medio de una maraña de palabras superfluas incluidas también intencionalmente para llevar al lector desprevenido o poco entrenado a leer entre líneas, a adherir a las conclusiones por el autor propuestas.

Pero los que no buscamos rédito alguno, sino que pretendemos expresar nuestro parecer acerca de ideas o hechos protagonizados por terceros o simplemente que nos preocupan en lo personal, tales como la eternidad o el infinito adentrándonos a hurtadillas en ese campo tan complejo como atractivo que es la filosofía, también estamos expuestos a la comisión de sesgos, en este caso casi siempre inadvertidos, pero sesgos al fin.

Para poder eludir totalmente los sesgos, el humano debiera gozar del don de la objetividad, entendiendo por ello el poder analizar al objeto en sí mismo, con independencia de la propia manera de pensar o de sentir. Demás está decir que la enorme mayoría no estamos dotados de este aliado que tan bien nos vendría para equivocarnos menos e incluso para ofender menos, en especial a aquellas personas sensibles que toman la opinión como ofensa, siendo que nació como eso, es decir como simple opinión. Si así fuera, seguramente estaríamos mucho más propensos a cambiar de parecer y advertir nuestro error, cuando el argumento opositor resulta sostenible y lógico.

En cambio el que comete sesgos exprofeso, está por lo general dispuesto a defender su postura a ultranza, apelando incluso al uso de falacias lógicas, es decir aquellas que suelen aprovecharse de los prejuicios o sesgos cognitivos para parecer lógicas, cambiándose, a veces, el error inconsciente o involuntario por una manipulación deliberada. Por eso, las falacias lógicas son los mecanismos automáticos más comunes para poner en práctica los sesgos cognitivos.

Todo lo que antecede tiene el objeto de funcionar a manera de introito, para un comentario que deseo hacer acerca de una publicación periodística reciente en este mismo medio, y escrita por una pensadora brillante, tanto por su erudición como por su manejo del idioma, a la que he felicitado en otras oportunidades pero a través de Facebook, sin obtener respuesta, quizá porque no lo utilice o bien porque mi parecer no le resulte valioso. Ambas posibilidades me parecen legítimas y de ninguna manera alteran mi reconocimiento por la calidad de sus escritos.

"Esas chicas en tetas" del domingo 24 de enero, será el que invitaré a sentarse en el banquillo de los acusados, para analizar algunas expresiones que, a mí al menos, me resultan claros ejemplos de sesgos, creo que involuntarios y que se valen de las falacias lógicas mencionadas ut supra.

Empecemos por el título, si bien absolutamente correcto desde el punto de vista gramatical, a mí me resulta cacofónico. Si bien es cierto que teta es correcto sinónimo de mama, seno o pecho, no así de glándula mamaria que se encuentra por debajo de la piel y por lo tanto no es visible, es generalmente utilizada para referirse a este órgano, la mama, en zoología o en situaciones vinculadas a las relaciones eróticas humanas. Teta, a no dudarlo y merced al uso y las costumbres, tiene una connotación sexual evidente, es por eso que las expresiones vulgares, tales como "mirá que par de tetas", la utilizan a menudo, siendo por el contrario excepcional es cuchar la misma expresión pero utilizando la palabra mama y menos aún glándula mamaria.-

Es por ello que si la intención de la autora era desexualizar la exhibición de los pechos en el famoso Tetazo, quizás debió apelar a expresiones tales como "Esas chicas sin sostén" o similares, por cuanto esa prenda está diseñada exactamente para sostener o proteger las "tetas" humanas.

Cuando se habla del sostén de lencería, automáticamente se lo relaciona con las mamas de la mujer y no con las ubres de la vaca, por ejemplo, por lo que entiendo, sería una metonimia más elegante, aunque quizá como título de un artículo periodístico resulte más atractivo el empleado por la autora.

Sostiene la escritora que los senos han sido sexualizados junto con todo el cuerpo humano femenino. Esto es, que se ha objetivado a las mujeres y se la ha convertido en "algo puesto allí" para satisfacer el deseo y contento visual de los varones.

Esto constituye una falacia en el sentido que le dio Hamblin: un argumento que parece válido y no lo es.

Paso a explicar: la sexualidad humana es un fenómeno sumamente complejo que abarca desde lo anatómico, lo sensitivo, lo racional e irracional, lo frecuente y lo excepcional; lo "normal" y lo "anormal", lo moral y lo inmoral etc.

Pero circunscribiéndonos específicamente a los senos, no es que hayan sido sexualizados para el regocijo de los hombres, sino que naturalmente integran ese complejo mundo de la sexualidad, que en lo anatómico va mucho más allá de los órganos genitales integrando la amplia gama de las llamadas "zonas eróticas" que integran el eros de cada persona.

Sin dudas, las mamas son piezas claves como órganos eróticos, es decir despertadores del deseo sexual, y no lo son privativos del hombre, sino que la mujer, si bien no todas, gozan de la exposición y de los estímulos por contacto efectuados por la pareja hetero u homosexual del momento.

No por nada acuden por decisión propia a la ayuda profesional para restaurar su firmeza, aumentar o disminuir tamaños y hasta modificar la forma del pezón, parte fundamental en lo sensorial, dentro de la anatomía mamaria.

Más aún, durante la ejecución de maniobras masturbatorias con el auxilio o no de artefactos ad hoc, es frecuente el auto estímulo mamario espontáneo y simultáneo dado que mejora la performance y exacerba el placer.

Esto es pues más bien un don que poseen las mamas femeninas, que no ha sido impuesto por y para el hombre, sino que éste lo fue descubriendo a medida que progresaba la exploración consentida del cuerpo de la mujer, incluso respondiendo a estímulos provocados por una congénere.

Hay muchas más zonas erógenas no exclusivas de la mujer, y que van desde el humilde lóbulo de la oreja hasta el ano, pasando por los costados del cuello, las axilas, la cara interna de los muslos etc. etc.

Lo performativo como mecanismo grupal de protesta o reclamo, también es practicado por mujeres musulmanas con sus cuerpos casi totalmente cubiertos, acordes con su religión, y resultan igualmente efectivas, en especial cuando lo realizan en calidad de migrantes en países no musulmanes, donde los riegos de represión y castigo corporal hasta la muerte son infinitamente menores.

No es necesario entonces desnudar parte de sus cuerpos para ser escuchadas, de lo contario se puede interpretar que las que protestan son las mamas y no las dueñas de las mismas.

En cuanto a la sexualización del cuerpo femenino en los programas televisivos, fenómeno moderno que repudio, está consensuado y hasta estimulado por las mismas mujeres que se presentan por cientos a los famosos castings, sabedoras de la tarea que habrán de desempeñar.

Y no apelemos a la remanida "necesidad obliga" por cuanto hay otras formas más respetables de ganarse el sustento.

La sexualidad de cada persona es única e irrepetible y por lo tanto pertenece o debiera pertenecer, al estricto ámbito de lo privado.

Exponer públicamente partes del cuerpo integrantes de esa intimidad para el logro de reivindicaciones legales o laborales, revela a mi entender la incapacidad para lograrlo en base a argumentos producto de la capacidad intelectual de la que estamos dotados los humanos.

Y que conste que mi opinión es perfectamente aplicable a todos los géneros e intergéneros existentes.

No concuerdo con la expresión "Paz feminista" que sería el objetivo a lograr mediante el "Tetazo", sino que prefiero hablar de una aunque utópica "Paz Universal"

ADENDA

Recomiendo leer el artículo ESAS CHICAS EN TETAS, Memo, domingo 24 de enero de 2021, para mejor comprensión de lo arriba expuesto.

EL AUTOR. Eduardo Atilio Da Viá, DNI 6890012, es médico y lector de Memo.

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