Colofón 2023

El Dr. Eduardo Da Viá analiza el Alfa y el Omega, el fin del kirchnerismo y el inicio del tiempo de Javier Milei en la Casa Rosada, sin que ello implique olvidar -sino todo lo contrario- lo terrible que pasó estos años en la Argentina empobrecida y estupidizada.

Eduardo Da Viá

En el mes de enero del 2021, exactamente el primer día del año, publiqué un artículo que titulé "Vaticinios", con la acepción de pronóstico y para ser breve menciono el final de la nota que rezaba así: Como les resultará fácil deducir, mi vaticinio para la Argentina es totalmente pesimista, no he logrado encontrar una sola razón que me haga no serlo; lo mismo vale para el mundo todo, con la excepción de los EE UU a quien le concedo al menos la posibilidad más que teórica, pero posibilidad al fin, de que comience a desfacer sus entuertos con la administración Biden, aun cuando no sea la expresión original de El Quijote.

Escribir un colofón lo hice en años pretéritos, aunque no en todos los del último quinquenio; pero éste resulta imprescindible hacerlo por cuanto ha sido sin lugar a dudas el más tenebroso capítulo de esa casi fantástica novela negra que yo título simplemente el kirchnerismo.

Luego de tres largos años de desaciertos por acción, por omisión, por ignorancia o por corrupción, los argentinos fuimos comprobando azorados la acción de la carcoma taladrando las bases de sustentación del país, a la vez que los responsables de la conducción, léase Presidente, Vicepresidenta, Jefe de Gabinete, Legisladores y Jueces, se apartaban cada vez más de sus respectivas funciones para las cuales fueron elegidos o designados, embolsando mensualmente cantidades ignotas de dinero, devenido de sueldos, viáticos, cohechos, negociados y contubernios.

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Pero eso sí, todos o casi todos dedicados a urdir de qué forma encaramarse en el poder que necesariamente cambiaría de manos, a través de un complejo sistema de elecciones que nos obligó a los ciudadanos a concurrir a las urnas varias veces y con resultados cada vez más sorprendentes y alejados de los pronósticos de los supuestos expertos.

La primera sorpresa fue el fracaso electoral del PRO cuyos referentes principales Bullrich y Rodríguez Larreta, infatuados por el demoledor desprestigio bien merecido del peronismo, con Massa que recién iniciaba las maniobras muy bien pensadas para avanzar en el imaginario podio y con un personaje que recién comenzaba a vociferar, Javier Milei, al que ninguno de los veteranos le prestaba la menor importancia.

Los dos primeros mencionados más arriba, no pudieron asociarse porque ambos anhelaban la presidencia desoyendo una vez más el viejo y certero aforismo de que la unión hace la fuerza.

Pues bien, hete ahí que en las famosas PASO quedaron relegados al tercer y cuarto puesto respectivamente, con un Javier Milei victorioso por una diferencia de casi 10 puntos sobre el ladino y jactancioso Massa.

Sorpresa inusual: los argentinos habían razonado antes de votar y en vez de hacerlo por el candidato que quizá a mí me redituara más, lo hicieron priorizando las urgentes necesidades de cambio de personajes por el que clamaba la mayoría del electorado.

Los tres más conspicuos representantes del peronismo kirchnerista exigen mención aparte:

El Sr. Presidente se dedicó a su persona y no a su investidura aduciendo que como no era candidato a ningún puesto "no quería interferir con los postulantes". Ni siquiera vigilar la normalidad de conducta por parte de los interesados, viajó por el mundo en avión presidencial visitando remotos países con los que firmó tratados de dudosos beneficios para Argentina, en lugar de hacer lo que debía: gobernar hasta el último segundo de su mandato.

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La Sra. Vicepresidenta contribuyó a dejar el país en acefalía dado que no remplazó nunca al ausente Presidente, enajenada por la difícil tarea de disimular su numeroso prontuario y acudiendo para ello a solicitudes absurdas desde el punto de vista legal, sistemáticamente denegadas por el Tribunal de Casación. Ante la evidencia de que la vía judicial honesta no le era favorable, pasó a intentar la designación de jueces tan corruptos como ella porque sabía que cuando se le terminaran los fueros, su libertad pendería de un muy frágil hilo.

Cuando el país tomó conocimiento detallado del caso Walter Bento y, sin poder creerlo vieron desfilar esposado al otrora poderoso juez federal con incumbencia electoral en dirección no a Las Vegas destino al que concurría con inexplicada frecuencia, sino una celda de la prisión más moderna de Mendoza, no hizo referencia alguna a este papelón de alcance internacional.

Lo que sí seguramente advirtió quizás sin poder creerlo, es que por poderoso que sea un funcionario no es nunca invulnerable y ella sabía de sus debilidades ante la ley.

Yo espero ver su hoy ilimitada geografía a un diminuto recinto ortogonal de no más de 20 o 30 metros cuadrados y delimitado por tres paredes y una reja de hierro; una verdadera jaula, como lo merece.

Para gestionar desesperada la salvación, se olvidó de la presidencia del Senado con lo que la Cámara de Senadores se paralizó con la anuencia y complicidad de los legisladores que no presentaron ningún proyecto de ley en todo un año legislativo.

Intertanto y mediante una resolución sorprendente fue designado ministro de Economía un conocido político, no economista sino abogado: Sergio Massa, quien aprovechando la virtual acefalía en que se encontraba el país, con el silencioso y resbaladizo desplazarse de una anguila, se adueñó del poder con el beneplácito de los legítimos mandatarios y dotado de un poder omnímodo que supuestamente le permitiría hacer todo lo necesario para llegar a la Presidencia vía elecciones.

Repartió dineros públicos, enseres domésticos, cargos en la administración pública y llegó a decir que él tenía la fórmula para frenar la agobiante inflación, pero que la revelaría una vez elegido presidente; intertanto, en Mendoza solamente, 50 niños por día entraban en el nivel de pobreza a causa de la inflación.

Como los dos máximos exponentes del poder pareciera que aplaudían la presencia de Massa, la Argentina volvía al Triunvirato como el que oportunamente nos gobernó allá lejos y hace tiempo.

Más grave aún ha sido el derrotero de la Educación, deslizándose en un plano inclinado para cuya solución el Presidente nombró a un profesor de gimnasia con una pincelada de conocimientos en educación, nada menos que como ministro nacional de Educación: Don Jaime Perczyk.

Mientras tanto la Argentina ocupa el puesto 61 de 81 naciones que participaron de las pruebas de competencia en matemáticas para 15 años de edad: 70% no entiende la regla de tres simple. Y merced a la gestión Massa 15.000 niños por día descendían bajo el nivel de la pobreza.

Por si fuera poco la más que famosa súper jueza Servini sigue ejerciendo la magistratura merced a amenazas a los encargados de efectivizar la jubilación según ley corruptos como ella y temerosos además de ser posible ayuda para la casi ex vicepresidenta cuando enfrente la catarata de juicios en las está involucrada.

Milei sabe todo esto y supongo no va a vacilar en actuar a pesar de la oposición que le espera por parte de los legisladores corruptos también la mayoría de ellos.

Es de esperar que la desinfección del poder comience pronto.

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