La perspectiva de género es un buen negocio

La socióloga Verónica Piñol responde en esta nota a los conceptos vertidos en una columna por Carolina Martínez, presidenta de Jóvenes de la FEM, "Hoy, el desafío es hablar de convivencia entre las personas y no de género".

Verónica Piñol

A veces hay que mirar desde un lugar cercano para encontrar algunas pistas que nos traigan a la mesa para conversar.

La nota de Carolina Martínez, presidenta de Jóvenes de la FEM, "Hoy, el desafío es hablar de convivencia entre las personas y no de género" publicada en el Diario Memo, me estimuló a conversar sobre las miradas desde lo Privado acerca de la perspectiva de género.

Coincido con ella en que es la buena convivencia de las personas como slogan lo que debe atravesar "lo privado" al momento de pensar las lógicas laborales. Pero justamente es la perspectiva de género la que ha permitido permear esas estructuras mercantiles para indagar sobre las sutilezas que impactan de manera diferencial a mujeres, varones y disidencias en las relaciones y espacios laborales.

Licencias por nacimiento compartidas y extendidas, metas de inclusión de mujeres en cargos directivos, protocolos de acoso y violencia de género en el lugar de trabajo, reducción de la brecha salarial, impulso del desarrollo de mujeres en puestos no tradicionales, promoción de compras a empresas que son propiedad de mujeres, o marketing y publicidad con enfoque de género son algunas de las políticas que están implementando en el país distintas empresas para mejorar las condiciones de trabajo y de oportunidades laborales de las mujeres, como parte del Programa Ganar-Ganar que llevan adelante ONU-Mujeres, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Unión Europea en seis países de la región: Argentina, Chile, Uruguay, Brasil, Costa Rica y Jamaica.

Los estudios de género cuentan con importantes antecedentes en torno a categorías como la división sexual y espacial del trabajo, la doble jornada o la economía del cuidado ( tema que se está discutiendo por estos días en Buenos Aires en XV Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe. organizada por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en coordinación con la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres), posando especialmente su mirada en aquellas mayormente no remuneradas y asumidas por mujeres). Ahora bien traigo a propósito estas temáticas porque el Género complejiza los análisis al interior de las empresas igualando para promover relaciones laborales equitativas.

La centralidad que asume el trabajo en la experiencia laboral de las mujeres no nos debe conducir a soslayar la existencia de una "dinámica relacional" que opera sobre la base de la misma, que estructura las relaciones sociales, entre otras cuestiones, a partir del género, en la que el universo de "lo femenino", "lo masculino" y las diversidades deben pensarse en interacción.

Sin embargo hay que atender también al modo en que otros aspectos modelan la circulación de las/ los trabajadoras por los diferentes espacios sociales y laborales, tales como la cuestión generacional, la condición socioeconómica o diversas pertenencias identitarias, elementos que articulados, generan configuraciones específicas de estas experiencias. Y lo privado no es ajeno a esas trayectorias.

Celebro que hoy en las Cámaras empresariales en Mendoza existan más mujeres, como dice Carolina en su artículo, ocupando puestos de decisión, pero esas conquistas se realizaron desde lo público y de la mano de luchas históricas que dan cuenta de la valiosa institucionalidad que hoy se manifiesta en los marcos normativos vigentes, siendo Ley Micaela entre otras muchas la bisagra para introducir este paradigma en todas las estructuras que desigualen, dominen y discriminen.

Ese lugar de conquista debería ser no para observar cuántas han llegado allí por distintas trayectorias, sino cómo desde allí puedo habilitar igualar en la desigualdad las múltiples situaciones que atraviesan las mujeres/ disidencias trabajadores que están agrupados/as en las empresas que dan impulso estas configuraciones mercantiles y que dicen representar.

Recuerdo que en 1988 el gobernador José Octavio Bordón nombró a la Ingeniera Cristina Zuccardi, asesora del gobernador en el tema "mujer" y por tanto este espacio quedó denominado como "Asesoría de la Mujer", para comenzar a trabajar en la conformación de un espacio para abordar "el tema de las políticas públicas de igualdad o políticas públicas de promoción de las mujeres". En una coyuntura favorable, logró introducir el tema y realizar acciones en la estructura gubernamental, a pesar de las resistencias que despertaba en algunos sectores conservadoras. De este modo la Asesoría comenzó las gestiones para la sanción de una ley que creara un Instituto de la Mujer..

Traigo esta memoria histórica tan bien reseñada por la Socióloga mendocina Dra. Claudia Anzorena (El desarrollo del organismo institucional de políticas dirigidas a promover los derechos de las mujeres en Mendoza (1988 - 2008) para justamente reivindicar que fue una mujer empresaria la que potenció esa visión del género en todos los sectores públicos y privados y definió con su experiencia en lo empresarial la importancia de esta transversalización en todos los sectores de la economía mendocina.

Como admite Carolina Martínez ellas son Mujeres dirigentas y agrego que lo son porque al costado de todas ustedes estuvieron tejidas, entramadas, sostenidas por muchas que aún ni conocen que hay cámaras que las representan.

La categoría de género iguala, democratiza, supera diferencias para crear mejores impactos económicos, sociales y culturales. "Cuando en los Consejos Directivos de las empresas hay un 30 a 39 por ciento de representación femenina, tienen el 18,5 por ciento más de probabilidades de mejorar sus resultados comerciales", dijo la directora de la oficina de la OIT en la Argentina Yukiko Arai durante una presentación del Programa Ganar-Ganar.

Y algunos datos más para ilustrar lo que se viene haciendo. El 27,5 por ciento de las empresas encuestadas en América Latina y el Caribe, más de 4000 empresas, que han implementado iniciativas de igualdad de género afirman haber incrementado sus ganancias entre un 10 y 15 por ciento.

Los beneficios son significativos: casi 3 de cada 4 empresas encuestadas que mencionaron una mejora de sus resultados señalaron un aumento de sus beneficios de entre un 5 y un 20 por ciento.

Y la probabilidad de que las empresas con una distribución equilibrada de género en sus Consejos Directivos logren mejores resultados comerciales es un 20 por ciento mayor.

Para que el Género sea un negocio en términos de lo "Privado" debe redistribuir ganancias y beneficios para todes.

El Género no sólo ocupa espacios, potencia estructuras y destereotipa los obstáculos para que todes ganen. Es necesario pensar un crecimiento económico con inclusión.

Es un momento para conversar. La convivencia entre todes debe ser sensible al género.

LA AUTORA. Verónica Piñol es socióloga.

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