La dictadura de la mayoría

La autora se centra en rescatar los avances en cuanto a políticas de género y la necesidad de construir a partir de lo hecho. Los casos de la Justicia como déficit y el error de partidizar el feminismo.

Emiliana Lilloy

Cuando la antropóloga feminista Rita Segato visitó nuestra provincia en ocasión de las jornadas de violencia de género organizadas por el Ministerio Público Fiscal de Mendoza, dijo entre otras cosas, que fallos como el de "la manada" en España hacían mucho daño al feminismo y a la sociedad. No sólo porque no se hacía justicia al condenar por un delito menor a los violadores de Pamplona sino por el mensaje social que se desprendía de tal sentencia.

El mensaje (además del mensaje de la impunidad) de que en la justicia no hay perspectiva de género, de que de alguna manera estamos fracasando en la búsqueda de la igualdad y de que nuestra sociedad no ha avanzado nada al respecto.

Resaltó que existen muchos fallos en que si se analizan las cosas de una óptica feminista, que se está avanzando tanto en legislación como en políticas públicas y que existen funcionarias/os que sí trabajan con perspectiva de género. Sin embargo, planteó que insistimos en centrar nuestra atención en este tipo de sucesos y que este empeño nos hace creer que todo lo que sucede es malo, tiñendo nuestra realidad con una percepción negativa de nuestros avances y los cambios sociales que en efecto están sucediendo. El típico caso del vaso medio vacío.

Ya sabemos el valor simbólico que tiene reconocer los logros, los avances y las cosas buenas que pasan o hacemos que pasen. No sólo en este ámbito sino en cualquier espacio, en nuestra vida cotidiana: en la educación de nuestros/as hijos/as, en el aprendizaje de los deportes etc. Sabemos por lo tanto que es importante reconocer los esfuerzos y resultados como un espacio que es también motivacional para seguir mejorando. Y aunque lo sabemos, a veces nuestras mentes vuelven a enfocarse y destacar lo negativo.

Esto último también sucede (ya no inconscientemente sino de manera voluntaria) cuando se asume el feminismo como algo partidario. Cuando los partidos políticos pretenden apropiarse del movimiento (que por definición es apartidario) intentan desprestigiar las gestiones de sus opositores desacreditando, negando e invisibilizando todo lo hecho y logrado hasta ahora.

En este sentido, es importante que la gestión que llega a nuestro país y que se muestra dispuesta a avanzar en las políticas de igualdad (incluso promete la creación de un ministerio) se haga de las herramientas y avances que tuvo la gestión que se va y a partir de este reconocimiento, se impulsen nuevas políticas.

Porque negar el trabajo que se ha hecho hasta aquí, destacar constantemente lo que faltó, y no ver lo que está bien hecho (porque no nos gusta el partido que lo hizo) es seguir hablando del caso de "la manada", es hacer foco en lo que no tenemos pero ya de manera intencional.

Esto último nos hace mucho daño. Es decir, borrar material o simbólicamente el trabajo realizado, ocultar lo logrado y comenzar supuestamente desde cero, no sólo es una mentira, sino que nos empobrece y priva de la comprensión de que el tema de la violencia contra las mujeres no debe ser un tema partidario sino de interés social y general.

La gestión que se retira trabajó mucho en el ámbito de la lucha contra la violencia (la creación de observatorios que posibilitan las mediciones para generar políticas públicas, la ejecución de un plan nacional para llevar a la práctica la ley de violencia contra las mujeres vigente desde el año 2009, la creación de dispositivos para la contención y apoyo a mujeres víctimas de violencia de género etc) y la que viene promete hacerlo con mayor presupuesto.

Tenemos que decir la verdad y ponerle nombre a las cosas aunque nos cueste. Decir, como a veces se escucha, que el gobierno saliente "no ha hecho nada", nos hace daño porque excluye, invisibiliza, se apropia, niega y miente.

En cambio, decir que se podría haber hecho más, que faltó presupuesto o que se podría hacer de otra manera, son críticas sanas y necesarias que sirven y contribuyen a seguir cambiando. Las cosas por su nombre hacen bien.

La buena noticia para nosotras, es que el presidente electo se muestra propenso a trabajar por las mujeres. Dispondrá la creación de un ministerio y aunque no está en sus manos, una de las propuestas de su campaña fue que si ganaba se aprobaría la ley de la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo.

Esperemos que así sea, y que en los espacios que se generen durante su gobierno se escuchen todos los feminismos, todas las ideas, se valore a quienes siguen trabajando, se construya y sume sobre lo generado hasta aquí por otras personas. Es decir, que no sea un espacio que niegue o que excluya a quienes no sean de su color sino que abogue sinceramente por la igualdad. Porque como dice Rita Segato, "una democracia que no es pluralista será una dictadura de la mayoría"

LA AUTORA. Emiliana Lilloy es abogada. Directora de la Diplomatura en Género e Igualdad.Vicepresidenta de la Comisión de Género del Colegio de Abogados de Mendoza.

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