Por si asoma el Arca de Noe

Unas historias mínimas de la cuarentena, el coronavirus covid-19 y sus alrededores en la vida real cotidiana o la imaginaria a futuro. Carlos Varela Álvarez se suelta en estas notas que está publicando Memo.

Carlos Varela Álvarez

En mi barrio, un simil de Rodrigo de Triana, nos ha anunciado que ha divisado no sé de qué forma un barco como el Arca de Noé. Nos ha dicho, por video llamadas y mensajes, que no hay dudas, aún fronteras cerradas que lo único que se ve es una nave que viento delante nos llevará nuevamente hacia la cotidianeidad, eso sí con gel y con distancia social, no sea que nos regresen de nuevo a la isla de la Soledad. 

No sabemos si será cierto, pero bueno Triana nos mantendrá ocupados en la espera porque además nos ha hecho llegar en mensaje encriptado que hay que hacer la lista para llevar. ¿Qué incluye? Nada material. Ni tarjetas, billetes, monedas y mucho menos celulares o tablets, que el Arca este no tiene wifi. ¿Qué otra cosa entonces? Bueno algo simbólico nuestro para identificarnos y un listado de personas u otros humanos pero no se puede escribir o anotar a quienes NO los llevaría sino a quienes sí llevarías. 

Hemos preguntado si acaso eso no es para investigarnos o mirar nuestros perfiles. Nos ha contestado que no, que es la lista de buena fe. En honor a la verdad nuestro Triana es confiable como vecino nunca nos ha fallado o andado con noticias falsas. Bueno, veremos. Aquí mando mi lista y que se yo:

a. Una botella con aire de montaña, de Uspallata, aire como debe ser; fresco, de frente, seco y que despeine. 

b. Agua de Tunuyán, donde tienen las truchas, fría, transparente, de esa que despierta todo sueño en las mañanas y consuela en las noches de verano. 

c. Un poquito de tierra de la Payunia, allá por Malargüe, porque es tierra de historia de cuando éramos mar y montaña. 

d. Gente de salud; médicos, enfermeros, policías, colectiveros, bomberos, el que me vende frutas y verduras sin barbijo, los recolectores de basura, que no pregunta que lleva, el empleado público que sigue yendo, y todo aquel trabajador/a que haya hecho gala del espíritu de Falucho ( cumplimiento del deber) y el Sargento Cabral ( sacrificio extremos). No le pongo nombre a nadie, cada uno sabe que ha hecho en la ocasión y por supuesto sus familias. 

Le entregué el listado a nuestro visionario y me preguntó porque no me había incluido que para eso era la lista. Le pregunté si ese barco que nos lleva de vuelta se llamaba Arca de Noe o no, o era un apodo. 

Me dijo: "Búscale un nombre que dé puntos". Me puse a pensar, "Amistad", "Esperanza", "nueva vida", "alegría", "solidaridad", pero no encontré ninguno que me convenciera, esto te lo dejo a vos en esta carta. 

Le pregunté por último que si al incluirme podía nombrar a mi familia, mis amigos, mis vecinos y hasta algunos adversarios para no aburrirse. Me respondió que en el barco caben todos los que llenen el listado y postulen un nombre pero puede pasar que cuando llegue el barco algunos no puedan ir. Entonces adivinando el porvenir le dije que llenaba todos los papeles, pensaría nombres pero si los míos se quedaban, sería como el poeta Alberti, marinero en tierra, soñaría los mares como todo mediterráneo, pero si la vida es una sola como ese barco, me quedaría con los que se quedan, porque alguien debe hacer las despedidas, agitar la mano, decir adiós, desear buen viaje y gritar nos vemos y porque si nos quedamos, vendrán los abrazos cálidos y fuertes, con mejillas pegadas y ojos de vidrio, esa será mi ganancia, ese el recuerdo, porque o te subes tú, yo, vos y aquel o seremos los que contaremos las historias de lo que fuimos.

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