En imágenes: así se festejaba la Independencia en Mendoza hace más de 120 años

La historiadora Luciana Sabina nos cuenta cómo se celebraba el 9 de julio en Mendoza en el pasado. Una fecha central de la historiografía argentina.

Luciana Sabina

La lucha por la independencia de Argentina comenzó, en cierto modo, hacia el año 1810 con la Revolución de Mayo. Cuando muchos de los criollos que participaron entonces -como Castelli, Pueyrredón y Moreno- ya tenían un concepto claro de emancipación, pero no era aún compartido por las mayorías.

Durante los siguientes seis años, numerosas batallas tuvieron lugar en el actual territorio argentino y en otras regiones de América del Sur. Estos conflictos, conocidos como las Guerras de Independencia, fueron fundamentales para el proceso de emancipación americano.

El camino hacia la independencia no fue fácil. Consistió en un proceso lleno de desafíos y sacrificios, donde se puso a prueba la determinación y el coraje de hombres honorables, que hoy dan nombre a calles, avenidas, plaza y pueblos enteros.

En 1816 se estableció un Congreso en la ciudad de San Miguel de Tucumán, que representación de las Provincias Unidas del Río de la Plata declaró la Independencia argentina, dando origen a un nuevo país en la faz de la tierra.

Con el tiempo esta fecha se convirtió en uno de nuestros momentos claves como Nación y recordarlo pasó a ser una tradición. Mendoza no fue la excepción.

Hacia fines del siglo XIX y principios del XX se impuso en nuestra provincia una especie de "reunión festiva" conocida como "remolienda", una celebración de origen chileno que se llevaba a cabo durante la vendimia. Abarcaba un lapso de dos días en los que no se trabajaba. Los vendimiadores se entregaban a la desmesura, el júbilo y al Dios Baco. Por motivos que desconocemos, los mendocinos pretéritos adoptaron el término para referirse a las festividades patrias.

En 1900, la revista Caras y Caretas describió esas fiestas en el contexto del 9 de julio en Mendoza. Señalando que realizaban en diversos lugares, uno de ellos era la actual zona del Área Fundacional. En aquel "antiguo camino de carreras criollas -leemos en la citada revista-, se alzan una serie de cobertizos de rama que forman calle y que son los típicos "bodegones" o sea la famosa carpa de romería. El 25 de Mayo y el 9 de Julio son los días clásicos de las remoliendas, y el pueblo concurre a ellas a beber a bailar ya comer en honor de los héroes guerreros de su predilección. Los nombres de San Martín y de Belgrano se unen a las notas expresivas de la cueca o del gato. El vino corre, las mujeres se brindaron a la danza característica de la tierra del poncho corto y del calzón «cribado», y las empanadas ofrecen su vientre rechoncho a la glotonería de los que no se cuidan de amoríos".

Claro que no todo quedaba en manos de la improvisación popular. Los festejos formales ya formaban parte del aparato político y educativo. El gobernador de turno, acompañado por sus ministros y los legisladores, asistía al lujoso Tedeum celebrado en la iglesia de San Francisco o de San Nicolás. Luego presenciaban el desfile por la emblemática calle San Martín, que ya por entonces había comenzado a llenarse de comerciantes.

En la mayoría de las escuelas, los actos eran similares a los de hoy en día. Los niños realizaban con esmero diferentes números ante la mirada amorosa de sus familiares, que aplaudían con orgullo.

La caridad no faltaba en esta ocasión. Se buscaba que todos pudieran celebrar, por lo que distintos sectores u organizaciones entregaban obsequios a los humildes. Por ejemplo, en 1911, los trabajadores del matadero distribuyeron tarjetas para obtener carne y pan de manera gratuita. Poco a poco, el deporte mendocino se incorporó a las celebraciones patrias. A partir de 1912, existen registros de enfrentamientos futbolísticos interprovinciales como parte de la festividad.

Observar las imágenes de aquellos mendocinos que ya fueron reclamados por el tiempo, debería inspirarnos en momentos difíciles como el actual, cuando Argentina parece una sombra de lo que fue. A través de aquellos rostros del pasado, algunos reafirmamos el compromiso con los valores que definieron a nuestra nación. Porque la independencia no es solo un hecho histórico, es un legado que debemos preservar, una responsabilidad que debemos asumir y una promesa que debemos cumplir.

Las imágenes de las celebraciones del 9 de Julio

Fiesta de la Remolienda en Mendoza, año 1900.

Esta nota habla de:
¿Estás de acuerdo con la prohibición de la Ciudad de fumar en determinados espacios abiertos?