El último discurso de Suarez se dará en medio del laberinto electoral

Toda la política está atenta a conseguir un nuevo empleo en el Estado a partir de diciembre. Un día después de que se vote en siete departamentos de Mendoza, el gobernador Rodolfo Suarez deberá repasar cuatro años difíciles a cargo de la gestión.

Rodolfo Suarez dará este lune en la Legislatura su último discurso como gobernador de Mendoza.

Sucederá el día después de que hayan votado en siete municipios en forma anticipada en sus PASO y, probablemente, con pocas alegrías electorales que mencionar.

Le tocará abrir, además, un período legislativo que será más formal que real, ya que la sucesiva realización de procesos electorales enfrascará a los diputados y senadores en la actividad partidaria, dejando de lado la institucional.

Lo hará consagrado ya como senador nacional suplente, cargo que se hará efectivo si Alfredo Cornejo triunfa en las elecciones y retorna al cuarto piso de la Casa de Gobierno, cosa que nunca antes ningún exgobernador consiguió.

Se consolida así un trabajo que Suarez considera que se hace "en tándem" con el actual senador nacional, pero que muchos radicales observan como "alineado" con él, más que en conjunto. 

El "suarismo" nunca fue impulsado, a pesar de los aspirantes a "suaristas" que sí buscaban una señal del mandatario provincial para lanzarse a la disputa por territorios y bancas, con bandera propia.

Suarez consiguió que Mariana Juri acompañe a Cornejo en el Senado, a pesar de las diferencias personales que se han manifestado en años anteriores y que nadie podría afirmar que han sido perdonadas mutuamente. De todos modos, el trabajo legislativo aparece al unísono, cada cual con sus propias características.

Hay una tibia convocatoria en las redes sociales y telefonazos para "acompañar a Rody" el 1 de mayo a las 8 a la Legislatura, una formalidad, casi, más que una espontaneidad efervescente: la campaña lo subsume todo y Suarez no es candidato, además de que nadie de su equipo lo es, o casi.

Logró salvar la ropa la reelección de Natacha Eisenchlass, la actual presidenta provisional del Senado.

En las candidaturas principales de Cambia Mendoza, al menos en las municipales y provinciales -habrá que esperar las nacionales- solo un "ministro" cotizó: Natalio Mema, secretario de Servicios Públicos, que competirá por la intendencia de Luján, un municipio que el oficialismo perdió no bajo las reglas habituales de juego, las urnas, sino "en el escritorio", al igual que Las Heras y San Carlos, al irse sus intendentes a formar otro frente político y asumir un rol opositor.

Solo el subsecretario de Salud, Oscar Sagás, "el ministro que nunca pudo ser", competirá en una interna que ya sabe perdida en Godoy Cruz y desde la lista de Luis Petri, un ajeno a la Casa de Gobierno.

A poco de andar, la pandemia reconfiguró las cosas en el radicalismo, principal fuerza de Cambia Mendoza. Sería extenso contar cronológicamente las idas y vueltas, pero todos podrán recordar que con Suarez asumió un ministro que de entrada, pretendía (o soñaba) con que se le permitiera competir por la sucesión: Enrique Vaquié. Ha sido, de hecho, una de las áreas que puede demostrar acciones (parches le llaman los más críticos afines al oficialismo). El resto, navegó entre promesas nacionales incumplidad, trámites mal hechos o frustraciones locales porque la Legislatura no los acompañó.

Suarez empezó con un porrazo, cuando intentó cumplir la promesa preelectoral de promover la industrialización minera y una horda que mintió sobre el tema, pero que el Gobierno no supo parar a tiempo, logró torcerles el brazo. Lo que sucedió fue grave, pero muchos apuestan a la amnesia: nadie fue preso a pesar de que mantuvieron a la Legislatura rodeada y agredida, condicionando a sus integrantes.

Luego, con la pandemia, logró recomponer el paso: mientras nadie hacía nada y la Nación convocaba a rendirse y acatar su mandato, por lo menos en Mendoza -no sin debate dentro del Gobierno- se decidió apelar a la apertura y a reabrir las actividades, lo que le permitió sobrevivir en la imagen pública como "equilibristas" entre la salud y la producción.

Suarez no podrá dejar su "legado" de cambio institucional: fue mal manejado por sus interlocutores o bien, malinterpretado por sus partidarios. Lo durmieron en la Legislatura y solo lograron avanzar con dos cosas importantes: ficha limpia (autoría legislativa) y boleta única, de múltiples autores, aunque triunfó la idea del Gobernador, con aportes múltiples.

Pocos radicales creyeron que eliminar una cámara legislativa les sirviera y lo bloquearon. Hubo guardianes de las camadas mañosas con suficiente fuerza como para frenar la idea del Gobernador.

Ni hablar de Portezuelo del Viento, tema que todavía está en el escenario, con actos que prometen polémica en plena campaña electoral. Pero lo más probable es lo menos útil: que no pase nada de nada, a pesar de los discursos falsos y esfuerzos reales.

En su último mensaje Suarez repasará todo esto. No ha sido un gobernador que le esquive con marketing hacerle frente a la verdad, por dolorosa que resulte.

Pero con la sucesión abierta y entretenida la subcultura partidizada en ello, solo hay que esperar a ver si con su discurso entusiasma o desalienta; abre un camino o simplemente estaciona para luego bajarse y seguir los pasos que le tocará seguir según los dictados del resultado electoral: su casa o el Senado.

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