Vatican Insider: "Después de la bofetada del aborto, es difícil que el Papa visite Argentina"

Un artículo de portada del suplemento vaticanista de La Stampa da cuenta de la bronca del Vaticano por recibir, luego de apoyar las negociaciones con el FMI de la Argentina, la "bofetada" de presentar el proyecto de aborto en el Congreso.

Una contundente nota de portada del suplemento especializado en noticias de la Iglesia del diario italiano La Stampa, el Vatican Insider, da cuenta de que el hecho de que el presidente haya presentado el proyecto de aborto en el Congreso, que mañana se definirá en el Senado, representa "una bofetada" al papa Francisco. El artículo principal de portada de Alver Metalli titulado "El Papa, el Presidente y el aborto en Argentina" señala la improbabilidad de que el pontífice visite su país a raíz justamente de esta ruptura con su pedido que hizo el peronismo gobernante.

Metalli escribió, casi como "advertencia" para desconocedores de cómo funciona la política en la Argentina, lo siguiente, en donde anticipa su propia mirada frente a los otros posibles análisis de la situación:

"No tengo ninguna representatividad especial para interpretar el pensamiento del Papa ni las actitudes que de este se derivan, pero observando con atención la manera como él entiende el tema del aborto en general, y en la Argentina en particular, estoy convencido de que no tendría nada que ver con lo que el presidente Fernández y su círculo rojo piensan. Ellos suponen que, después de un disgusto transitorio, el Papa Francisco y el episcopado local privilegiarán las coincidencias con la política general del gobierno antes que las diferencias. En fin, que después de un tiempo más o menos largo, y mal que les pese, el aborto quedará atrás. Por el contrario, creo que la cuestión del aborto permanecerá como una herida irremediablemente abierta en la valoración del Papa sobre la política del gobierno y su presidente. Condicionará también una eventual visita, no al punto de que resulte improbable - tengo mi propia suposición al respecto - pero la ley sobre el aborto legal incorporada al ordenamiento nacional ofrecerá al Papa un motivo ulterior para mantenerla en suspenso".

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Analizó al respecto que "en otros contextos como el europeo - pensemos en Italia, por ejemplo - cuando la iglesia se movilizó y convocó a las calles para el referendo abrogatorio de 1981, ya era demasiado tarde, la concepción del problema había cambiado profundamente en el ethos de la población y la aprobación de la ley, apoyada por una amplia mayoría de los italianos, confirmó lo que ya se sabía".

El caso argentino

"En Argentina -señaló el artículo del Vatican Insider- las cosas no han llegado a ese punto. Sabemos que el país, sobre todo en las provincias, no está a favor del aborto. No lo está en su mayoría. Lo dicen las encuestas previas al ingreso de la ley en el Senado, después que fue aprobada en la Cámara de Diputados". 

En la mirada del vaticanista, "la Argentina que vive fuera de su capital, la Argentina que vive en las villas y los barrios populares muestra que no siente necesidad de una ley sobre el aborto ni de la consiguiente discusión que divide al país de un extremo al otro. Mucho menos en este momento, cuando la vida de los argentinos, que ya estaba en precario equilibrio antes de la pandemia, ha quedado arrasada por un cataclismo que ya dura ocho meses".

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"La pandemia -agregó Metalli- todavía no ha terminado, la temida segunda ola está a las puertas y compite con la llegada de la vacuna que debería primero ralentizar y después cortar la secuencia fatal de contagios. La primera ola dejó un país postrado: los vivos están curando sus heridas, las actividades económicas están profundamente comprometidas, el trabajo reducido a niveles nunca vistos en el país, ni siquiera en las peores crisis de su historia turbulenta. La frágil economía de los barrios populares ha quedado de rodillas y los muertos por Covid superan las 40.000 personas, un número que el presidente Alberto Fernández temía como prohibitivo al comienzo de su mandato, una verdadera pesadilla que sacude su conciencia y le quita el sueño. Sin embargo, ha decidido secundar el requerimiento de un sector de la sociedad en vez de otro que no quiere la ley, o por lo menos no ahora. Argumenta que formaba parte de su programa electoral así como de su proyecto político en materia de salud pública, pero la pandemia le ofrecía todas las buenas razones para mantener a raya a los que querían la ley a cualquier precio y dejar en un cajón el texto aprobado hace algunos días por una parte de la Cámara de Diputados. En cambio, lo ha desenterrado, en contra de todo sentido común y ha enviado al ruedo parlamentario la versión más agresiva, con menos enmiendas sustanciales en comparación con el proyecto que fue rechazado en 2018".

Bergoglio y el aborto

Aunque el peronismo argentino muestra a Francisco como su socio político y hasta como soporte de sus acciones, luego de haberlo combatido durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner cuando era solo Jorge Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, la situación se tensa al extremo ahora.

El vaticanista Metalli escribió en su artículo que "el Papa expresó su oposición a la propuesta de ley con tres intervenciones específicamente dirigidas a Argentina. Dos conocidas: la carta que escribió el 22 de noviembre en respuesta a una red de mujeres de los barrios populares de Buenos Aires que desde 2018 luchan contra la legalización del aborto; la segunda, el 1 de diciembre, a un grupo de exalumnos argentinos. La tercera intervención, más articulada y menos conocida en su versión completa, la escribió de su puño y letra a uno de sus hijos más queridos, el sacerdote José María Di Paola - más conocido como Padre Pepe - con el cual mantuvo un insospechado intercambio de correspondencia que comenzó con el anuncio presidencial de que se introduciría la ley en Diputados. Con las tres cartas - a las madres, a sus exalumnos y al sacerdote villero - el Papa muestra que de ninguna manera se propone ser neutral en el proceso que ha puesto en marcha el presidente en su país. Sabemos por Di Paola que le había pedido al Papa una opinión sobre la necesidad de intervenir en la situación que se había vuelto a plantear, para poner en evidencia la falta de oportunidad de una ley tan decisiva en un momento en que las estructuras sanitarias apenas pueden hacer frente a la presión de la pandemia. Y al mismo tiempo hacer notar la 'coincidencia' del proceso legislativo con las negociaciones del gobierno con el FMI, exactamente igual que ocurrió hace dos años, cuando las riendas del país estaban en manos del liberal Mauricio Macri. Y sabemos también que, en la carta de respuesta, el Papa dice estar de acuerdo con la necesidad de 'retomar el tema'. No solo eso. En la carta a Di Paola insiste en el punto que a su juicio es el más relevante para plantear una campaña contra la nueva ofensiva, destinada a introducir la ley sobre el aborto en el ordenamiento del país: «El asunto del aborto no es inicialmente un problema religioso. Es un problema humano, previo a cualquier opción religiosa». El Papa Francisco, explica Di Paola, subraya este punto porque está convencido de que muchos creen que «el no-aborto es una postura opinativa, no científica». Por el contrario, «el tema del aborto debe ser tratado científicamente». La palabra 'científicamente' está subrayada en el texto original al padre Di Paola".

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Para Metalli, "en definitiva, Bergoglio pide que se privilegie el campo de las evidencias médico-científicas antes que la contraposición de opiniones y de puntos de vista subjetivos". Agregó sobre ello que "vale recordar que el mismo presidente Alberto Fernández insistió en la necesidad de un enfoque científico del tema de la pandemia. «Presto mucha atención a lo que dicen los científicos, los infectólogos, los epidemiólogos» admitió en una de las primeras entrevistas de su presidencia «porque somos como un ciego que va palpando con el bastón». Ese mismo enfoque, por lo tanto, también habría sido consecuente en el caso del aborto, pero no fue así".

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