Marciano y "En aquel cajón esta tu foto": de Herminio a Alberto

Gustavo Capone reúne episodios históricos para opinar desde su propia perspectiva sobre el presente político argentino. De fondo, una canción de "Los Enanitos Verdes".

La mítica primera frase de un clásico del rock nacional, inmortalizada por los mendocinos "Enanitos Verdes", podría referenciar un capítulo de la historia argentina. Es la icónica primera frase de una recordada creación que nació con la llegada de la democracia a Argentina. Pero sería un abuso ocuparla tal cual, como título de un segmento histórico del país, pues la composición debió haber sido pensada con otro fin. Por consiguiente, y para establecer dos puntos claros y didácticos, podríamos desglosar la oración: "En aquel cajón" (Herminio). "Ésta tu foto" (Alberto).

Ese segmento temporal (1983 - 2021) podría abarcar muchas notas de nuestra historia contemporánea y diversas temáticas. Podría cubrir la historia de las deudas pendientes de la democracia vigente: la pobreza, la inflación, los pibes que no concluyen el secundario, la inseguridad, la impunidad, la falta de trabajo, la mentira. 

Podría ser también la historia de algunos movimientos populares y organismos del estado que perdieron la justa lucha por reivindicaciones de sus adherentes, claudicando a intereses corporativos y haciendo silencio ante lo que históricamente combatieron. 

Podría comprender la historia contemporánea del agudo desgaste en que se encuentra una amplia franja del sector dirigente. 

Podría ser la historia parcial del peronismo; pero sería injusto generalizar, porque la verdadera historia y las bases doctrinarias del mismo peronismo son más que la acción desafortunada de sus dirigentes. Ese segmento temporal también podría ser la historia de "la oposición" que combate las posturas políticas y éticas de quienes gobernaron por décadas en esta democracia (1983 - 2021), pero no pudieron plasmar un programa plenamente convincente y un discurso superador desde la defensa de sus supuestas verdades. 

Podría este espacio de tiempo además abordar la historia de la Iglesia, la CGT, la izquierda, los empresarios, el sistema judicial. 

Podría englobar la historia de las agrupaciones universitarias mendocinas hasta la actualidad. Nos mostraría qué hicieron, dónde se pararon ante cada coyuntura y ante cada crisis o conflicto de estos años. 

Podría ser la historia de los que siempre se creyeron impunes en estos 38 años democráticos. O de los que siempre echaron la culpa a los otros como argumento de su prédica: culparon a los jóvenes, a los intelectuales, a los artistas, a los pobres, a los ricos, a los periodistas, o hasta las mujeres. Pero también de las mujeres y hombres que se mantuvieron intransigentes y siguen luchando. 

Podría ser además y en paralelo, la historia de Mendoza y sus gobiernos; desde Llaver a Cornejo y Suarez. Con sus acciones, sus aciertos y desaciertos, con sus conductas ciudadanas y modos de gestión pública. 

Podría ser la historia de la educación, del deporte, de la cultura, en ese tiempo democrático. Podría ser la historia de las imágenes y de las fotos que nos marcaron desde el advenimiento democrático hasta el presente, y probablemente cada uno de nosotros tendrá la suyas: sensibles, trascendentes o dramáticas.

En aquel cajón esta tu foto

La democracia nos devolvió lógicos y republicanos derechos. Además, incorporó afortunadamente nuevos derechos que fueron naciendo a partir de necesidades e inquietudes del nuevo tiempo y de los nuevos modos de vincularnos. Para quienes creemos en la política como herramienta de transformación estos son logros mayúsculos.

Pero aún hoy, en esta activa democracia, hay fotos que siguen vivas, y que cada tanto se presentan como interpelándonos. Las fotos que marchan con las imágenes de los desaparecidos. Las fotos de los que marchan por los soldados de Malvinas. Las fotos de las víctimas de los atentados a la AMIA y la embajada israelí. Las fotos de los que murieron en la explosión en Río Tercero. Las fotos de los muertos en el 2001. Las fotos de Cromañón. Las fotos de los muertos en la tragedia de Once. Las fotos de Nisman. Las fotos de chicas y de los chicos que levantan "Las Madres del Dolor". Las fotos por los tantos muertos que hoy se pide justicia.

Hay otras fotos que nos movilizan. Que generan angustia. La pandemia nos ofreció una cara que nunca imaginamos. Visibilizó hechos y gestos (conmovedores o aberrantes) cuya cruel realidad nos puso en tensión. Desenmascaró una faceta intima que reflejó hasta dónde puede llegar el dolor y la ausencia, pero también el altruismo, la generosidad, la entrega y la resiliencia batallando contra un flagelo mundial. Hay más fotos. Las que nos revelan contra otro adversario tan perverso como el virus mismo: la de los privilegios y los privilegiados. Foto de "los que saltean la fila". La foto del doble discurso que ostenta un doble estándar. Del "haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago".

En Argentina hay 110.000 muertos por esta pandemia. Cada uno de ellos representa hoy una foto. En cada uno de ellos hay "una piedra" que se transforma en un dolor colectivo.

Las dos puntas de esa línea de tiempo

Ayer ese cajón que Herminio prendió fuego ante más de un millón de seguidores, con motivo de un cierre de campaña electoral, fue observado por el país. Hoy se sigue recordando con dolor esa foto que representó una contundente lección para todos. Soy de los que cree que esa situación no fue determinante en el resultado electoral del triunfo de Alfonsín, pero sí fue contundente para trazar radicalmente lo que en democracia debe ser legitimado y lo que no. Esa foto fue rechazada en forma unánime y la ciudadanía actualmente hasta lo referencia en metáfora. Esa foto nos marcó. Es histórica, y sigue presente.

Hoy aparece otra foto, irritante, que viola un decreto presidencial. Vaya paradoja, en la misma casa presidencial. No hay escusas. Y como si no hubiéramos aprendido nada, entre tantas restricciones y lógicas medidas de precaución. Entre "cajones" mortuorios que no tuvieron acompañamiento. Entre tanta desazón, aparece una imagen que rompe un contrato básico de legitimidad y empatía. Por respeto a las 110.000 fotos de los muertos de la pandemia y sus entornos familiares próximos deberíamos guardar respeto y no decir nada, sobre todo los directos involucrados en flagrante violación.

390 días después

Esa foto, la historia ya la marcó para siempre. La guardó en la parte del cajón de los recuerdos, donde se pudren las lamentables y vergonzosas páginas de nuestra historia nacional. No alcanzan las justificaciones, ni los dedos señalando culpables. Esa foto está en ese costado oscuro del cajón de nuestro pasado donde moran las traiciones y las grandes mentiras de las cuales también penosamente se nutre nuestra historia. Probablemente, lo sostengo con dolor, la vorágine informativa lo dejará atrás pronto. Pero la historia siempre vuelve por sus fueros, porque todo está guardado en la memoria. Como agravante agregaría: dicen pedir perdón. Pero no dicen que ese pedido de disculpas llegó cuando recién los descubrieron: 390 días después. O sea, 100.000 muertos después. Y eso en democracia es tan inmoral como el mismo delito. Subestiman el dolor y la ausencia. Subestiman al "verdadero" ciudadano común que debe ser el bien más preciado para cualquier servidor público en democracia. Ya sea presidente o Marciano, el dueño de la foto que yace en el cajón. 

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