El gabinete de Boric: dos nombres para marcar distancia de los modelos de la región

El presidente electo de Chile sorprendió con algunos nombres y generó buenos comentarios en todo el espectro político trasandino. Lejos de lo que algunos pretenden, los nombres confirman que el vecino país apunta a un modelo propio y sin apegarse a los "socios" en la región.

Se dijo de todo. Incluso alguno por estos lados deslizó la idea de un modelo peronista de Gabriel Boric en Chile. Finalmente el presidente electo dio a conocer su gabinete y sorprendió -y no tanto- por los nombres que eligió y el equipo que formó para avanzar con su programa de gobierno desde el 11 de marzo. Ya sabemos que hay mayoría de mujeres y que es muy joven, pero hay dos puntos claves para mirar un poco más detenidamente.

Lo primero que se puede decir es que Boric sigue apuntando a crear modelos antes de copiarlos, dejando de lado las presiones partidarias para hacer nombramientos y priorizando en los perfiles técnicos necesarios para las reformas y los cambios que pretende aplicar en el vecino país.

La muestra más clara de ese punto es el nombramiento en Hacienda. El Partido Comunista (PC) decididamente no estaba de acuerdo con el nombre que eligió, pero finalmente el presidente electo puso en el cargo a Mario Marcel (hasta esta semana presidente del Banco Central trasandinos). Ese nombramiento, el más esperado de todo el gabinete, fue una señal clara de lo que quiere el nuevo presidente. 

Con un perfil técnico, experiencia en el Banco Mundial y la OCDE, Marcel va a tener las cuentas en orden y va a cuidar el gasto público. Esto último fundamental, porque el mismo Boric dijo que las reformas permanente van a necesitar recursos permanentes. Para eso, serán necesarios los cambios y reordenamientos que tendrá en sus manos Marcel, pero apuntando principalmente a generar nuevos recursos para el modelo de país que se viene.

Para la cuestión interna es importante, pero también fue un mensaje para la región y los gobernantes, diferenciándose de los modelos populistas que disparan medidas por doquier, pero sin sustento. Boric le dijo a los mercados que avanzará con un modelo propio y equilibrado. También les dijo que habrá reformas, a las que Boric prefiere llamar pactos fiscales, porque apunta a conseguirlos con empresarios, trabajadores y Estado en una misma mesa.

Cancillería

Si lo miramos desde este lado de la cordillera, otro puesto clave era de Relaciones Exteriores, ministerio que estará en manos de una de las 14 mujeres del gabinete. El nombramiento es una segunda señal para diferenciarse de la región, porque Antonia Urrejola no se anda con medias tintas y es crítica de los regímenes de Venezuela y Nicaragua. Expresidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, no teme hablar con la verdad y en su nuevo rol no debería dudar (como no lo ha hecho el mismo Boric) a la hora de criticar los regímenes mencionados.

No se piensa en una Urrejola tomando una posición ambigua, que esgrima -por ejemplo- que no intervienen en los conflictos internos de los países para no defender los Derechos Humanos, como dicen los comunicados de Cafiero. Bueno, es que imposible la comparación entre los cancilleres, porque hablamos de una profesional de largo recorrido y un militante político que llegó a su cargo después de una interna que lo arrastró hasta allí para no tener que irse a su casa.

Por eso, ese nombre también marca una profunda diferencia de lo que será la política exterior de Chile con la región, tanto por la canciller como por el mismo presidente. Sin ir más lejos, Boric ayer en una entrevista con BBC volvió a reiterar que "Venezuela es una experiencia que más bien ha fracasado" y apuntó a relacionarse con algunos líderes de la región entre los que no mencionó a Alberto Fernández. "Me da mucha esperanza y espero tener un trabajo codo a codo con Lucho Arce en Bolivia, si Lula gana las elecciones en Brasil con Lula, la experiencia de Gustavo Petro si se consolida en Colombia. 

La relación con la Argentina va a seguir siendo similar a la actual, y aunque algunos medios militantes -y optimistas- aseguran que "los dos gobiernos hablarán el mismo idioma", claramente no lo harán. Aunque se seguirá avanzando en la integración, porque es una cuestión lógica en países fronterizos, no necesariamente habrá un acercamiento político a partir de la nueva conducción trasandina. No vamos a ver a Boric con el Grupo de Puebla y sus amigos, por ejemplo.

Recordemos que la relación de Alberto Fernández con Chile está marcada por la figura de Marco Enríquez-Ominami, eterno e irrelevante candidato a la presidencia que fundó junto al mandatario argentino el Grupo de Puebla. Es más, a pesar de que el gabinete de Boric considera militantes de otros espacios que no eran parte de su coalición, no hay representantes del espacio del amigo de Fernández.

La diplomacia va existir, especialmente porque Boric es cercano a la Argentina desde su experiencia personal, porque al ser magallánico estuvo relacionado con el país desde su niñez. Seguramente puede haber un mayor acercamiento que el que existió con Piñera, pero eso no implica tener una relación íntima como pretenden instalar en el peronismo, buscando nuevos aliados en la región.

Circulo de hierro

Los dos nombres con los que Boric marca una diferencia y envía una señal tanto interna como externa, son casualmente dos que el PC no aprobó, pero que igualmente fueron nombrados. Eso, a pesar de que en el círculo de hierro del nuevo mandatario está Camila Vallejo, referente del PC y nueva vocera de gobierno.

Ese círculo de hierro en el que se sustenta Boric, conformado especialmente con Giorgio Jackson (que será el nexo con el Congreso), Vallejo y en menor medida Iskia Siches, titular de Interior, es un grupo de confianza y absolutamente leal con el joven mandatario. Esa lealtad está marcada por el camino que recorrieron desde la dirigencia universitaria hace más de una década y que les permitió construir la alternativa que los llevó al gobierno. Esa lealtad, incluso, supera -por ejemplo- las quejas del presidente del PC por los nombramientos y no hay dudas que Vallejo priorizará, en ese caso, su relación con Boric.

En ese contexto, el nuevo presidente electo de Chile sigue dando señales positivas para los que lo votaron y para los que no. Aunque avanzará con reformas importantes, deja la puerta abierta en todo momento al diálogo y abre las fronteras de su espacio cada vez más, buscando consensos para avanzar con el modelo que tiene en mente para un país más justo.

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