Efecto inflación: Massa compra tiempo, más caro, pero cada vez puede comprar menos

Rodolfo Cavagnaro y su análisis político y económico. ¿Dónde estamos parados? "El ministro Sergio Massa juega a escapar hacia adelante pagando costos cada vez más caros, mientras la inflación y el dólar lo siguen acosando".

Rodolfo Cavagnaro

El ministro de Economía, Sergio Massa, arrancó sus funciones con una premisa: tratar de estirar todo lo posible las consecuencias de la crisis. Esto solo sirve bajo un supuesto: que el Frente de Todos pierda las próximas elecciones y transfiera las responsabilidades de la crisis al nuevo gobierno

Si, por el contrario, el Frente gana, estaría frente a un gravísimo problema porque la situación ya no da para más y no podrían echarle la culpa a nadie.

Por ahora Massa presentó un nuevo programa que definió como Precios Justos por el cual pretenden congelar los precios de 1.200 productos de primera necesidad, mientras que al resto les ha puesto un techo del 4% mensual, incluidos los combustibles por un plazo de 90 días. Todo el objetivo es converger al último trimestre con índices de no más del 3% mensual. No obstante, hay muchas expectativas por lo que pueda arrojar el índice de noviembre. El Gobierno espera menos de 6% y las consultoras calculan algo superior a ese número.

El equipo económico, mientras tanto, mira hacia dos frentes complejos: los vencimientos de deuda y el recorrido del dólar paralelo. Por supuesto, no deja de mirar la parte fiscal y sigue, tibiamente, tratando de bajar gastos. Por ahora, solo ha conseguido postergarlos para el año próximo, pero en 2023 la baja del déficit se debe profundizar, por lo que el ajuste deberá hacerse efectivo.

Buscando plata en cualquier lado

El Gobierno tenía fuertes vencimientos de deuda por delante. El último de noviembre implicaba pagar vencimientos de $240.000 millones. Consiguió no solo refinanciar sino un poco más y los financistas fueron algunos Fondos Comunes de Inversión, el Banco Central, que ya es uno de los mayores acreedores y la novedad fue la participación de provincias y municipios. Las provincias fueron justicialistas, salvo Jujuy, conducida por el radical Gerardo Morales. Los municipios, todos del conurbano bonaerense.

La aparición de estos nuevos financistas abre la posibilidad de un análisis de los porqués. Y es interesante porque, cuando se habla de la gran presión tributaria, la mayoría de esas imposiciones pertenecen a provincias y municipios, quienes, además, perciben coparticipación de impuestos nacionales, además de fondos discrecionales. Aun así, hay provincias que siguen teniendo déficit.

Pero aparece esta novedad, lo podríamos llamar "la nueva Patria Financiera", constituida por provincias y municipios que siguieron aumentando impuestos a tasas locales y han conseguido un buen colchón. La mayoría tenía colocaciones a plazo fijo y ahora les aparece la posibilidad de invertir en estos títulos. En general esos fondos se corresponden con nóminas de sueldos que los intendentes reservan para no tener contratiempos. Posiblemente, en estos tiempos que corren, pueda ser comprensible, pero a ninguno se le ocurrió bajar o eliminar algún impuesto. El objetivo de los Estados no es ser rentables sino eficientes.

Dado que los vencimientos de estos títulos que compraron estas jurisdicciones vencen entre marzo y mayo, se supone que dispondrán de fondos adicionales para encarar el pago de sueldos y aguinaldos. Habrá que ver cuántas operaciones llegan a hacer para conocer el verdadero potencial de Gobernadores e intendentes ricos con poblaciones pobres y marginales.

Otro Plan Soja

Como habíamos anticipado el domingo pasado, Massa lanzó otro plan soja, en este caso ofreciendo pagar $230 por dólar. El problema es la necesidad de divisas que tiene el Banco Central porque está fallando muy seriamente la cosecha de trigo. Por esa razón repitió la forma de conseguir divisas, aunque le sale más caro y le alcanza para menos tiempo. La inflación también le complica la vida al ministro.

Esta operación es claramente a pérdida del Banco Central, ya que compra dólares a $230 y los vende a los importadores a $170. Pero esta operación, con suerte, le permitirá al gobierno conseguir unos US$3000 millones, contra los US$ 8.000 que consiguió en la primera campaña. Pero, además, deberá emitir pesos para comprar esos dólares caros, y seguirá alimentando el mercado de pesos, que nadie quiere tener consigo.

Por ahora Massa conseguirá cumplir con el FMI en cuanto al objetivo de divisas, e incluirá un desembolso de US$500 millones que aprobó el BID esta semana. Ahora debe administrar las divisas para proveer a los importadores y afrontar pagos, aunque las mayores obligaciones serán en pesos, y ahí se volverán a recrear las dudas acerca de las posibilidades del Tesoro de renovar sus vencimientos.

El dólar se comenzó a mover

Todas las cotizaciones de la divisa norteamericana en la franja paralela habían quedado estancadas cuando, al asumir Massa, se aumentaron muy fuerte las tasas de interés, conforme a los índices de inflación. Esa tendencia se mantuvo durante 3 meses, hasta que el BCRA decidió que la tasa era suficiente para cubrir la inflación. Ahí los inversores, que ya no querían renovarle al Estado, se volcaron al dólar y en dos semanas lo llevaron de $270 a $330.

Luego del Plan Soja, hubo un poco de tranquilidad, pero el BCRA anunció que no solo no subirá las tasas, sino que estudia el momento para comenzar a bajarlas. Aquí el equipo de Miguel Pesce apuesta a que la juega del ministro Massa rendirá efecto y que la inflación bajará a los índices aspirados.

Pero hay un problema: los aumentos que se están registrando en el mercado, más los aumentos de los regulados anticipan un mes de diciembre calentito. Enero siempre suele ser un mes de aumentos estacionalmente y habrá que esperar a febrero para ver si el nivel de actividad ha conseguido reaccionar o sigue cayendo, y con él los índices de desocupación o subocupación.

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