Qué hace el Estado ante el ausentismo de la niñez vulnerable en la escuela

LA especialista en Educación Emma Cunietti pone el foco de la discusión en cuál debería ser el rol del Estado a la hora de encontrase con un niño o una niña que no van a la escuela.

Emma Cunietti

En épocas de frazada corta y necesidades largas, vale la pena analizar los criterios que rigen la toma de decisiones de un Estado en crisis. Para eso recurrimos a un concepto de "locus interpretativo" de Pablo Latapí Sarre. Este pedagogo mejicano plantea que quien busca el significado de ser hombre o mujer en plenitud, en una sociedad profundamente desigual como la nuestra, tiene necesariamente que ser interpelado por la pobreza que lo rodea; "gradualmente serán los pobres del país el locus interpretativo desde el cual observe y juzgue los hechos". 

Desde ese contexto de interpretación podemos decir que hoy la escuela es el mayor (y uno de los únicos) seguros para generar derechos a la niñez argentina. En una situación en la que el Estado también es pobre, el buen uso de sus escasos recursos debería mostrar ese valor fundamental de la educación. El gobierno nacional ha tomado dos decisiones que no estarían mostrando esa prioridad. 

El primer ejemplo tiene que ver con las tarjetas alimentarias. En lugar de reforzar de manera contundente los comedores escolares con partidas presupuestarias para las provincias, el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación ha anunciado la distribución centralizada de los conocidos vales alimentarios, que en Mendoza tuvieron su primera tirada durante el año 2000. Avanzar hacia una jornada extendida ampliamente declamada por las leyes, sería una herramienta poderosa para reducir las brechas educativas que hoy afectan los derechos de miles de niños y niñas en nuestro país. Para que esto sea posible, es fundamental incrementar las partidas nacionales destinadas a comedores escolares. 

Agregamos otra decisión: otorgar el beneficio de la ayuda escolar anual sin mediar certificado de escolaridad. La resolución, que recibió críticas de algunos referentes como Alfredo Cornejo, tuvo el objetivo de simplificar el trámite. En realidad, en algunas jurisdicciones no haría falta agregar burocracia a la tarea. Con simples cruces de datos a través del GEM, en Mendoza se puede conocer esta información relevante. 

Si además se considerara mensualmente la condición de regularidad en la asistencia escolar, como requisito para recibir la asignación universal por hijo, algunas políticas sociales se convertirían en un verdadero seguro educativo. Al mismo tiempo, serían un gran apoyo para provincias como la nuestra, cuyas autoridades provinciales y municipales quieren ir a buscar a los chicos que están fuera del sistema educativo. 

Las evidencias en ese sentido son contundentes. En 2010, año del último censo, en nuestro país eran cerca de 80 mil los chicos de entre 5 y 17 años que nunca habían ido a una escuela. La tasa de abandono interanual en algunos distritos del conurbano bonaerense asciende a más del 15%. El Observatorio de Argentinos por la Educación señala que cada día, 156 chicos dejan su curso, o que por hora son 6,5 los adolescentes que no avanzan como está pautado. Por minutos se presenta la estadística más resonante: cada 8 minutos un joven argentino repite su curso o deja la escuela. 

Controlar los datos de ausentismo escolar y hacerlos visibles, es un modo de darle visibilidad a esa infancia en riesgo. El ausentismo es una forma de negar ciudadanía. La niñez que se aleja de la escuela, se acerca a la exclusión. 

En síntesis, si se tomaran algunas decisiones con la inversión actual que hace el Estado nacional, tendríamos mejores comedores escolares y mayor asistencia de estudiantes a la escuela. Con ello generaríamos algunas herramientas concretas para reducir las enormes brechas sociales que afectan derechos de niños y niñas de nuestro país. 

Si el lugar desde donde interpretamos la realidad es la niñez en situación de pobreza, tenemos la oportunidad y obligación de sincerar estos debates.

Esta nota habla de:
¿Estás de acuerdo con la prohibición de la Ciudad de fumar en determinados espacios abiertos?