Alejandro Vigil: "El peor enemigo de uno mismo es el miedo"

Ignacio Borrás, el "vendimiador móvil" por el mundo a quien la pandemia lo dejó quieto, luego de sus crónicas desde Europa empezó una serie de diálogos con enólogos para Memo y los trae en primera persona. Hoy, Alejandro Vigil, de Catena Zapata y El Enemigo.

Ignacio Borrás

¡Buenas a todos! Esta semana tengo el enorme placer de poder compartir con ustedes una entrevista a uno de los referentes más grandes que encontramos hoy en día en el mundo de la enología Argentina. Él es Alejandro Vigil, ingeniero agrónomo y enólogo de bodega Catena Zapata y El Enemigo. Alejandro, también ostenta en su historial ser el primer enólogo argentino en conseguir 100 puntos Parker con un vino mendocino, reconocimiento que demuestra el trabajo y crecimiento que viene teniendo la industria en cuanto a calidad.

- Contanos qué te llevó a estudiar Agronomía.

- En gran medida está vinculado a mi infancia, al ver a mi abuelo trabajando algunos viñedos, chacras. Imagínate mi amor por las plantas que en un momento de mi niñez vivía con mi mamá en un departamento. En mi habitación empecé a hacer espirling, de tomate, de maíz, etc. Todo en vasitos para replantar. También recuerdo que agarrábamos terrenos baldíos con un conocido y hacíamos huertas para vender la verdura después. Así que viendo todo esto creo que a la hora de elegir que iba a estudiar no había mucho que pensar.

- ¿Una vez recibido, dónde comenzaste a trabajar?

- Yo comencé a trabajar a muy corta edad. En mi último año de la secundaria trabajaba en una bodega trasladista de operario y esto me permitió ahorrar dinero para que durante mi primer año de la universidad no fuera necesario trabajar. Pero en el segundo año de carrera ya necesitaba volver a tener un trabajo un poco más firme (conseguía trabajos más temporales hasta ese momento) por lo que fui a golpear las puertas del INTA y ahí conocí a Milton González, que era jefe del departamento de suelos, riego y drenajes así que comencé como becario. Cuando yo me recibo, justo se da que Milton se jubila y el que le seguía, que era Hudson, pide el retiro voluntario por lo que quedo yo como jefe del departamento.

- ¿Hiciste alguna especialización después?

Hice algunos cursos más. Realicé la especialización de vitivinicultura que en ese momento se hacía con Montpellier, Francia. Hice un máster en riego y drenajes también.

- Contanos un poco mas de tu paso por el INTA.

- Bueno, dentro del INTA aparte de ser jefe del Departamento de Suelos, Riego y Drenaje, abrimos un laboratorio de análisis de suelos para terceros, había varios proyectos, trabajaba en la parte de fisiología con Perez Peña, hacíamos ensayos de riego, vinculación tecnológica con Bodega Norton, Zuccardi y Catena. A su vez presente un proyecto de zonificación vitivinícola del Malbec en distintas áreas agro ecológicas.

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- ¿Tuviste algún mentor en ese momento?

- Sí, sin dudas Milton Gonzalez fue uno muy grande. Fue un apoyo permanente para que estudiara, para que aprendiera. Compartimos muchas horas de nuestras vidas, me enseño no solo a interpretar un viñedo desde lo técnico y desde lo visual. Siempre recuerdo un viaje que hicimos a La Rioja a donde hoy se encuentra el viñedo de Chañarmuyo e hicimos el análisis químico y también nos cansamos de recorrerlo y conocerlo. Después de él, creo que conocí mucha gente de la cual pude aprender.

- ¿De quienes más aprendiste cosas?

- Del ingeniero Bazán que estaba en Norton, que era el técnico encargado de vitivinicultura; Carlos Tizio; del Flaco Riccitelli; del Colorado Sejanovich, de Pepe Galante. Y no me quiero olvidar de Tito Cinta que fue director del INTA, creo que de todos se aprende y todos ayudaron a la formación de lo que uno es.

- ¿Cómo llegás a Catena?

- Es una historia muy linda. La debería contar el Colo Sejanovich (risas). Cuando yo estaba en el INTA, él me lleva una muestra de suelo para analizar. Me dice que es de Agrelo, pero al analizarla me daban resultados totalmente distintos a los patrones de Agrelo. Entonces cuando él viene a buscar el análisis le digo "decime, ¿de dónde es este suelo porque no es Agrelo?", y esto nos llevo a una conversación que se fue acentuando semana a semana (al final, el suelo era de San Martin de Los Andes) hasta que me dijo que fuera a trabajar con él y mi primera respuesta fue "no", ya que tenía un proyecto en el INTA que venía dando buenos resultados. Pero después de dos años de seguir en conversaciones decidí irme definitivamente a Catena.

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- Viendo que sos una persona que le gusta la investigación, ¿pudiste seguir con eso en Catena?

- Tuve la suerte que el doctor Nicolás Catena y Laura Catena me dieron una posibilidad de seguir investigando con una visión a largo plazo como empresa, que ha sido muy buena y a desembocado en lo que hoy es el Catena Institute, en donde hemos logrado publicaciones internacionales y que trabaja no solo con universidades de Argentina si no también con algunas de afuera.

- Si tuvieras que elegir una palabra para describir tu estilo de vinificación, ¿cuál sería?

- Curiosidad, sin dudas. Es lo que me mueve en mi día a día: pensar en cómo lo que estoy haciendo lo puedo mejorar. Todo el tiempo me desafío a mí mismo pensando que lo que estoy haciendo está mal y que se tiene que mejorar y la curiosidad me hace sentir que nunca llego a la meta, esto no me frustra sino que me motiva más.

- Si hablamos de Enología, ¿dónde creés que está el cambio para que Argentina se empiece a posicionar como lo está hoy en día?

- Primero, creo que hay que rescatar que nuestro mercado interno siempre fue el que mantiene la industria y el que nos dio sustento para poder trabajar en las exportaciones. Y el cambio empezó cuando empezamos a tener ideas en conjunto sobre algunos aspectos, empezamos a entender la geología de los lugares, el entender el porqué de cada cosa que hacemos. También tenemos el Malbec que nos posiciono muy bien, es mas creo que el Malbec lo posicionaron como nuestro emblema más de afuera que nosotros mismos al principio, ya que en argentina no nos la jugábamos mucho por el Malbec al comienzo.

- ¿Creés que vamos a cambiar en nuestras etiquetas el varietal por el terroir como es en el viejo mundo?

- Es una discusión que estamos teniendo actualmente entre algunos. También estamos conversando con gente de afuera, que ya las tiene, para poder entender cómo hicieron las divisiones y esto nos va a terminar de dar una idea para ver como proseguimos. Creo que es el modelo que más ha funcionado en el mundo, pero tenemos que ver como evolucionamos nosotros.

- Hablando de evolución, ¿cómo ves vos el futuro de la industria vitivinícola argentina?

- Veo que de a poco se han sincerado muchas cosas, y lo más loco es que vamos pasando las coyunturas que tiene Argentina y se sigue sosteniendo. Tenemos bodegas que entendieron que el rumbo está marcado por la calidad, no importa el segmento de precios sino que dentro de eso tengamos la mejor calidad posible. Así que veo que vamos bien, pero nos queda mucho por recorrer y mejorar.

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- ¿Pensás que es bueno lo que están haciendo algunos enólogos de buscar potenciar otros varietales y lograr posicionarlos como el Malbec?

- Hay una situación que no la podemos cambiar y es la cantidad de hectáreas cultivadas. Esto no se puede cambiar rápidamente. No me parece mal elaborar otras variedades. Esto puede ayudar a pequeñas bodegas a destacarse y de hecho está muy bien, ya que dependiendo la zona que tenemos, es el viñedo que podemos potenciar. Pero creo que la clave está en encontrar varietales que acompañen o potencien al Malbec dentro de un blend. Pero el trabajo profundo debe seguir siendo el Malbec. En los últimos 25 años hemos plantado casi 30.000 hectáreas.

- ¿Y esto se da solo por lo que es nuestra cepa emblema o por algo más?

- Es un conjunto de cosas. Veo que si bien es nuestra cepa emblema porque nuestros terroir son los mejores para ese tipo de uva, también pasó que descubrimos que es una uva súper versátil  que da tantos estilos de uvas como variables existen (zona de cultivo, forma de cultivo, formas de elaborar, forma de guarda, etc.)

- ¿Cuál creés que es la forma de ganar consumidores?

- Primero, hay que tener la cabeza muy abierta. Me encuentro con mucha gente que critica la forma de comunicar de algunos y en vez de hacer eso, hay que buscar nuevas formas para sumar comunicación. El que sigamos siendo serios y no negociemos en temas de calidad de producto, entender que el vino tiene distintas aristas, vistas y gustos, debemos elaborar los vinos pensando como consumidores no como enólogos.

- ¿Opinas que fue negativo lo que se comunicó en un momento sobre las formas de tomar vino (que debe consumirse a una cierta temperatura, solo, en copa) y que hizo que la gente se alejara?

- Creo que el error fue no dividir la vitivinicultura en dos. Por un lado, tenemos el vino del día a día que por ahí uno lo mezcla con soda o con lo que quiera y por el otro lado el vino que podes tomar el fin de semana o en una ocasión especial donde uno busca disfrutar más de un producto especifico. Esta banalización del vino también nos produjo que tengamos gente que viene de todo el mundo a tomar nuestros vinos acá a tal punto que la actividad número dos en Mendoza económicamente después del petróleo es el turismo. Por esto mismo creo que el error no fue esta comunicación si no el no comunicar también que el vino del día a día tiene que ser 100% desestructurado.

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- De los nuevos formatos de envasado, ¿qué opinas?

- Creo que es fundamental, que nos va a ayudar para estar en lugares donde perdimos terreno, vamos a poder llegar a la gente con una lata, con un bag in box. Creo que otro aspecto que tenemos que pensar es el vino a granel, poder vender vino por copa. Siempre y cuando se respete la situación y se pague el vino lo que sale.

- ¿Tus tres cepas tintas y tres blancas preferidas?

En los tintos Pinot Noir, Nebbiolo y Malbec, aunque no podría dejar afuera el Cabernet Franc Y en los blancos Semillon, Chenin Blanc y Chardonnay.

- ¿Cómo fue recibir los primeros 100 Puntos Parker en Argentina?

- Creo que fue un reconocimiento importantísimo para la historia de la vitivinícola argentina, para las empresas que viene mejorando año a año y sobre todo para Mendoza. Yo siempre digo que cuando uno viaja a una zona vitivinícola, que tiene ese reconocimiento lo primero que te acordás es la zona, que tiene una calidad increíble y por ahí no tanto el vino en particular. Y en lo personal fue un momento hermoso pero creo que lo fundamental es que sea reconocida Mendoza.

- Ahora contanos cómo nace El Enemigo.

- Es una linda historia. Empezó de una charla con Adriana (Catena) con la cual comparto extensas conversaciones sobre historia, de la vida, del vino. Ella tiene una tendencia de ver de dónde venimos, hacia donde vamos (eso es un poco la historia de todo) no solo mirar para adentro sino tratar de ver lo que se viene por lo que somos. De ahí fuimos con el proyecto a la familia Catena y nos dieron el "sí" y arrancamos.

- ¿Y el nombre? ¿De dónde salió?

Eso se lo debo a Nicolás Catena. Él me recordó el primer vino que hice en Catena, el primer blend que fue Nicolás Catena 2001. Yo no sabía que nombre ponerle y él me recordó esta situación. Fue un blend que se puso en una cata a ciegas y fue el más alabado. Cuestión que la historia sigue, pero recordándome esto me preguntó cómo había hecho este vino y yo le dije: "Jugando como un niño, sin miedo", y él me contestó: "El peor enemigo del hombre es el miedo, a cambiar, a hacer cosas nuevas, pero cuando le gana al miedo se vuelve alguien más flexible tiene más oportunidades".

- ¿Cómo llegaron a elegir Gualtallary para plantar?

- Eso es otra gran idea de Nicolás Catena. Yo todavía estaba en el INTA, cuando me mandan a ver el viñedo Adrianna y lo primero que pensé: "Esto es suicida, acá no va a madurar la uva, va a helar". Es más: gran parte de los técnicos que trabajaban en Catena en ese momento pensaban como yo. Pero bueno, él tomó el desafío de no escuchar y plantar, y creo que hoy viendo el resultado nos damos cuenta de lo visionario que fue.

- ¿Cuanto elaboran hoy en día en El Enemigo?

- Hoy estamos llegando a las 80.000 cajas, pero tenemos un problema, que es que cada uno de los vinos viene de un lugar en particular entonces estamos en nuestro máximo.

- ¿Qué te llevó a inspirarte en la Divina Comedia para ambientar la bodega?

- La inspiración viene de mi abuelo materno. Él siempre, pero más allá de que te lo leía, creo que para mí fue revelador entenderla desde mi punto de vista. Cuando uno está en el Infierno, en el Purgatorio o en el Paraíso, pienso que dónde va a estar uno el resto de su vida es una decisión personal. A veces uno se queda en el Purgatorio porque es algo genético. No te animás a salir de ahí de sentirte bien y estar bien con uno mismo. O te quedás en el Infierno, porque tu situación sociológica y psicológica te lleva a permanecer ahí, aunque creo que siempre hay una escapatoria y un camino para llegar al Paraíso.

- Si hablamos de Infierno, Purgatorio y Paraíso, ¿cuáles serían pcada uno de ellos para Alejandro Vigil?

- Sin dudas, el Infierno es mi ignorancia, y justamente es la que me hace llegar al Paraíso. Porque luchando contra ella logro el Paraíso. Creo que la ignorancia es también el Purgatorio y que está en nosotros cambiarlo.

- Si hablamos de los vinos blancos de El Enemigo nos encontramos con un estilo distinto a la mayoría, con más madera y añejamiento. ¿Por qué decidiste hacer esto?

- Tiene que ver con la historia, con la forma de elaborar en nuestra zona. Antes, no se hacía con Chardonnay porque no teníamos, pero usábamos Moscatel de Alejandría. Se trabajaba con oxidaciones fuertes, o con velos para lograr vinos parecidos a los de Jerez o Jura.

Vinificación diferida: una alternativa para mejores vinos de consumo cotidiano

- Si tuvieses que elegir una persona de difícil acceso (puede ser un personaje de la historia, un famoso o un familiar que no este) para tomarte un vino, ¿a quién elegirías?

- No podría elegir a una sola persona. En la historia me encantaría tomar uno con San Martín, conocer y entender que lo movió y llevó a pensar en las cosas que hizo, cómo pensó Mendoza, cómo la diseñaron. En lo familiar, con mi papá, que lo sigo disfrutando, que es alguien muy intelectual y agradable para compartir. A mi mamá que también la tengo. Creo que no puedo elegir una sola persona ya que tengo muchos héroes en mi vida.

Degustación

Saint Felicien Malbec 2018 

  • Varietal: 100% Malbec

  • Crianza: 12 meses en roble francés y americano.

Vista: color rojo oscuro con tonalidades violáceas de lágrimas finas con caída rápida.

Nariz: es intenso, presenta aromas de moras maduras con ligeras notas de vainilla, tabaco y licor.

Boca: de entrada dulce, gran complejidad, es untuoso, con taninos suaves y redondos característicos del varietal, volvemos a sentir más moras y la vainilla que nos deja un final de boca agradable y persistente.

Opinión personal: Malbec totalmente equilibrado entre frescura y complejidad, con un color increíble y vivo. En nariz es muy expresivo y si nos damos el tiempo vamos a descubrir muchos aromas (moras, ciruela, tabaco, cassis, clavo de olor). En boca sorprende su entrada dulce pero equilibrada, con buena untuosidad y un final de boca muy agradable. Creo que dentro del segmento es un excelente exponente del potencial de estos vinos. Un vino que nunca nos va a dejar mal parado.




El Enemigo Chardonnay 2018 

Varietal: 100% Chardonnay.

Crianza: 12 meses en barricas de roble francés.

Vista: de color amarillo con tonalidades doradas, de lágrimas gruesas con caída lenta.

Nariz: se perciben deliciosos aromas de frutos secos como avellanas y piel de almendras, encontramos aromas a levaduras y manteca, por detrás aparecen aromas de ananá maduro.

Boca: Entrada equilibrada, con notas cítricas de gran untuosidad y cremosidad, un recuerdo tropical aparece nuevamente y nos deja un final salino persistente y muy agradable.

Opinión personal: un Chardonnay distinto al resto, con su propia personalidad, al estar elaborado bajo "velo" posee una oxidación especial que potencia características únicas, encontramos sabores y aromas a levaduras, en boca un vino con una cremosidad pocas veces encontrada en vinos blancos, con final salino súper agradable. Sin dudas mi Chardonnay favorito ya que encuentro las características de los vinos blancos bajo velo que me gustan y recomiendo conocer. Para tener más de una botella en casa..




Gran Enemigo Blend 2016 

Varietal: 73% Cabernet Franc, 12% Cabernet Sauvignon, 10% Petit Verdot, 5% Malbec.

Crianza: 18 meses en barricas de roble francés y americano.

Vista: color rojo profundo con tintes violáceos, con lágrimas gruesas de caída lenta.

Nariz: complejo, para descubrirlo lentamente, aparecen fruta en compota como la frutilla y frambuesa por detrás encontramos notas de chocolate, vainilla, sorprende el pimiento verde por detrás.

Boca: entrada equilibrada, con buena astringencia por sus taninos, de gran cuerpo y marcada acidez re aparecen los sabores de fruta en compota, pero con cierta mineralidad sobre el final de la boca que nos deja un sabor salino muy agradable y persistente.

Opinión personal: blend muy bien logrado, con un equilibrio entre sus componentes que potencian cada uno de los varietales, gran untuosidad, y taninos muy agradables. Llena de una forma que es agradable, tiene un gran poder sin ser cansador (muchas veces en estos vinos pasa que cansan la boca rápidamente, pero en este no pasa eso) sin dudas un vino para ser acompañado con una comida importante como unas carnes rojas asadas, carnes ahumadas, pescados, tabla de quesos. Un vino para ocasiones especiales. Muy recomendable

Agradecimiento

Quiero agradecer a Alejandro por tomarse el tiempo de compartir su historia, conocimientos y vivencias con nosotros. Fue una charla súper agradable, donde pude aprender muchas cosas sobre elaboración de vinos, pero por sobre todo conocer un poco más de Ale y de su universo. Son muy recomendables los productos tanto de Bodega Catena Zapata como de El Enemigo. También es muy recomendable conocer el Universo Vigil donde alguna vez lo encontramos a Alejandro siempre dispuesto a la foto o a compartir sus conocimientos.

¡Salud! y Hasta la semana que viene.

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