¿Derribar las estatuas del Padre de la Patria?: "Pasa porque San Martín es un espejo incómodo para líderes mesiánicos"

Juan Marcelo Calabria, autor del libro "San Martín, más allá del bronce" y divulgador sobre la historia sanmartiniana, responde ante el planteo de referentes de Javier Milei -como lo es Emilio Ocampo- que pretenden quitarle al prócer tal condición.

Periodista y escritor, autor de una docena de libros de ensayo y literatura. En Twitter: @ConteGabriel

El economista Emilio Ocampo recibió fuertes críticas después de cuestionar el título de "Padre de la Patria" otorgado a José de San Martín. Ocampo es uno de los referentes económicos de La Libertad Avanza y el posible presidente del Banco Central si el candidato presidencial Javier Milei  gana las elecciones, ya que ahora minimizó su antigua idea de "dinamitarlo" y le daría una conducción.

Ocampo argumentó al levantar polvareda que el "mito sanmartiniano" fue elaborado por Bartolomé Mitre a través de su libro "Historia de San Martín y de la emancipación sudamericana" (1887) y sugirió que el prócer recibió instrucciones del gobierno británico para su campaña militar.

"Mitre creó el 'mito sanmartiniano'. ¿Cuál es el mito? El del Libertador de América y el Padre de la Patria. Tiene connotaciones muy importantes. Si uno es el Libertador de América, ya, de por sí, mira a los demás países desde otro escalón. Alimenta un poco más la idea de excepcionalidad y superioridad, algo que, a los argentinos, se les critica desde tiempo inmemorial", indicó Ocampo.

"Desde que tenemos uso de razón, se nos martilla con que tenemos un Padre de la Patria. Ese es un personaje ficticio", afirmó Ocampo. "No se trata de criticarlo a San Martín, sino de ponerlo en el lugar correcto", concluyó.

De tal modo, muchos historiadores han salido a corregirlo cuando no a refutarlo. En algunos casos, a desacreditar sus afirmaciones, que podrían constituirse en una nueva corriente de revisión de la historia argentina, así como durante la etapa más dogmática del kirchnerismo, por ejemplo, se pretendió ignorar el aporte de Domingo Faustino Sarmiento.

Los seguidores de Milei estarían, de tal modo, constituyendo una corriente que abriría nuevas grietas, esta vez con la figura más emblemática de la historia argentina, aunque se desconoce el sentido, es decir, por quién quisieran suplantarlo. 

Ante la ebullición política y lo que podría generarse alrededor de estas afirmaciones, hablamos con uno de los principales divulgadores de la figura y legado de José de San Martín, Juan Marcelo Calabria, quien prefiere no darle entidad a este tipo de polémicas, pero tiene claro la intrascendencia de la mella que pueden hacerle a la figura del Libertador.

Calabria.

- ¿Lo sorprendió la embestida del mileísta Emilio Ocampo contra la figura de Padre de la Patria de José de San Martín? 

- Me sorprendió desde el punto de vista del contexto, del momento en que esas afirmaciones se hicieron. Pero no me sorprendió tanto desde el momento en que en la contemporaneidad, el mismo momento en que San Martín vivió, siempre tuvo detractores que modificaron documentación real con interpretaciones erróneas. El propio San Martín diría que "siempre fui presa de la maledicencia y la chatorrería", refiriéndose a lo que hoy llamaríamos como "prensa amarillista". Ya lo dijo el gran jurista e historiador sanmartiniano Enrique Díaz Araujo cuando escribió "Don José y los chatarreros", que siempre hubo muchos que intentaron defenestrar a San Martín pero nunca pudieron lograrlo porque sin duda la obra, el legado, la coherencia, la conducta, su vida pública fueron un flanco difícil al cual entrarle.

- ¿Considerando que la fuerza política a la que pertenece tuvo un gran respaldo en las urnas, cree que su proclama antisanmartiniana puede generar una corriente de revisionismo histórico relevante? 

- No creo que sean malas las corrientes de revisionismo histórico. De hecho, a mi me han gustado muchos autores revisionistas como José María Rosa, uno de los primeros. Hoy también es relativo hablar de revisionismo histórico. No es mi expertise, ya que yo solamente soy un divulgador de San Martín como un modelo de liderazgo, pero sí creo que esta postura no es ingenua. No es ingenuo querer acabar con las instituciones, los emblemas y las personalidades fundantes. Es como que hay un eje, un hilo conductor, con una intencionalidad muy clara de destruir todo lo que tiene que ver con la historia del país. Está claro y a la vista que hay muchas cosas que están mal, pero de ahí a querer destruir hasta los cimientos de los Padres Fundadores de nuestro país, es porque hay una clara intencionalidad política.

- Ya se intentó desde otras ideas políticas digitar quienes sí y quiénes no son los "padres de la Patria". ¿Cómo organizarse, sobre todo desde Mendoza, que tuvo a San Martín como protagonista, la defensa de la relevancia de su figura? 

- Sí, claro. Siempre ha habido estas oleadas o épocas. Como dije, el mismo San Martín o Manuel Belgrano lo sufrieron en vida, como muchos hombres y mujeres fundadoras y fundadores. En los casos de San Martín y Belgrano es paradigmático, porque siempre ha habido corrientes intentando minimizar su obra, su pensamiento. Sobre todo ha pasado con San Martín, porque claro, logró un realce mayor que Belgrano al haber trascendido las fronteras, al haber sido uno de los grandes libertadores de América y uno de los tres grandes libertadores de la historia de la humanidad. San Martín es uno de los hombres más biografiados, con más bustos, estatuas, parques y plazas en más de 80 países. Creo que estamos ante una nueva ola de aquel desprestigio del que hablábamos.Y creo que sucede, justamente, porque San Martín es -y ha sido siempre- un espejo incómodo para los líderes políticos, sociales, económicos, militares. Y es porque San Martín fue un líder probo, honesto, transparente, dedicado a una causa, a una misión, como decía la gran historiadora Patricia Pasquali. 

Termina siendo un espejo muy incómodo para líderes corruptos, mesiánicos, para aquellos dados a la pompa, a los oropeles del poder; todo lo contrario a lo que San Martín enseñó y que legó. Por eso es un ejemplo que molesta, sin dudas.

- ¿Cree que es casual e inocente el planteo libertario contra el Libertador? 

- Coincido con muchos escritores y periodistas que he escuchado a nivel nacional y provincial y que han dicho que San Martín, en realidad, no necesita defensa, porque su obra y su legado, pero sobre todo su pensamiento y su palabra, definen su personalidad. Pero sí creo que Mendoza, toda Mendoza, como lo hace el Perú, por ejemplo, tiene la obligación de levantar la bandera del legado de hombre probo, de líder público, transparente, progresista, de gobernante exitoso, de gran estadista como lo demostró en la Gobernación de Cuyo y en el Protectorado del Perú, más allá de su función libertadora.

Mendoza tiene la obligación de levantar la bandera del legado de uno de nuestros dos Padres Fundadores que está siendo muy necesario. Lo hemos necesitado a lo largo de toda la historia y lo sigue siendo, a pesar de que la mayoría de la clase dirigente ha rehuido de ese legado, mirando para otro lado.

Entonces, me parece que Mendoza puede ser sin dudas ese bastión de la verdadera libertad, como lo fue en la época de la Independencia, de la libertad de espíritu, de razón, de pensamiento que según Belgrano y San Martín era dada por la educación, la ilustración y el fomento de las letras. De las libertades verdaderas, no de las libertades autoritarias o mesiánicas

- Usted que ha investigado la vida de San Martín y escritor sobre ella en forma prolífica, ¿qué le diría a la gente en torno a est polémica?

- No habría que darles mayor entidad a estas polémicas, porque evidentemente tienen una intencionalidad, aunque desconozco cuál es en este caso. Hay incluso hasta cuestiones ancestrales, políticas, consanguíneas de estos ataques que el Libertador ha sufrido desde la misma época en que vivía. Sin embargo, San Martín tuvo una conducta ante todas estas críticas que fue no contestar. muy pocas veces tomó su pluma para contestar agravios, tanto públicos como personales. Siempre dijo que era el juicio de la posteridad, los hijos de sus contemporáneos, lo que iba a dar la verdadera versión de los hechos. La historia dio su veredicto final considerándolo uno de los líderes más transparentes que le ha dado Latinoamérica a la humanidad. De hecho ahí está su paso por el Perú, la Mendoza sanmartiniana con muchos rastros que aun hoy nos diferencian con el resto del país; la presencia y admiración que San Martín despierta en muchos países (como el cuadro con su figura en la Oficina Oval de la Casa Blanca). Esa trascendencia le dio la razón. Estos desvaríos o interpretaciones modificadas o erróneas de documentos que son reales, pero analizados a la luz de la variables incorrectas, no hacen mella en la figura importante de San Martín. No me interesa darle entidad a esas críticas, sino poner en valor su figura que puede hacer que Argentina vuelva a ser una nación señera, todo lo que Mendoza mostró bajo su liderazgo.

San Martín, en artículos escritos por Calabria y otros autores en Memo:

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